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Actualizado: 7 de junio de 2025
Emilia, sintiendo tan cerca aquellos pasos de hombre impaciente, se turbó contrariada y confusa; pero de pronto se rehizo, mató de un soplo la luz, preparó sumas hechicera sonrisa y atrayendo hacia sí la puerta para que él no se enterase de lo que causaba su vergüenza, salió al encuentro de Julián, diciendo entre dientes y rapidísimamente a la doncella: ¡No tengo tiempo de elegir! ¡Guárdalas a escape... y di que me quedo con las siete!
Y reflexionando prudentemente entonces que era peligroso dejar que notasen los demás las huellas de su emoción, dirigióse hacia el lavabo y con una toalla humedecida se lavó los ojos, se arregló los vestidos y rehizo toda su figura de antes.
Diría repuso con la mayor naturalidad don Luis que tu padre fue hombre tal que pudiendo salvar su inmensa fortuna sin más que pasar la frontera y acaso con sólo sostener un pleito prefirió perderlo todo por cumplir fielmente sus compromisos, aun aquellos en que no medió documentación alguna, sino sólo su palabra: que luego rehizo parte de su riqueza entre el asombro y el respeto de todos porque aquella conducta le dio inmenso crédito.
Maximiliano, que al principiar el réspice, estaba anonadado, se rehízo de súbito, y todas las fuerzas de su espíritu se pronunciaron con varonil arranque. Tal era el síntoma característico del hombre nuevo que en él había surgido.
Nieves no mostró el menor deseo de conocer aquella razón, y así quedó el asunto. Un poquito más allá, preguntó a Leto: Y a las Escribanas, ¿las conoce usted? Con esta pregunta se quedó Leto bastante atarugado y algo encendido de mejillas: ¡le había dado tantas bromas el fiscal con la Escribana mayor! Pero se rehízo enseguida, y contestó a Nieves: Otras bachilleras por el estilo.
Bajo su dominio tuvo el arquitecto que pasar las de Caín, pero al fin y al cabo se levantó el pilar y se rehizo la bóveda. Concluida la parte arquitectónica de la obra, tratose de decorar lo que debía estar decorado, llamáronse pintores y estatuarios, y previa presentación de bocetos quedaron sustituidos por otros nuevos cuantos santos y santas perecieron en la pasada catástrofe.
Entonces, con pincel acariciador rehizo la cabeza cambiando enteramente su carácter. En lugar de la cara acentuada de su modelo ordinario, una hermosa muchacha de Batignolles, de ojos negros, pómulos salientes y labios rojos, surgía poco á poco en el lienzo una dulce y delicada faz que no era sino el retrato de Herminia, con sus guedejas rubias, sus ojos azules y su boca sonrosada.
Maximiliano reservaba las purezas de su alma para ocasión más oportuna, y con feliz instinto había determinado iniciarse como uno de tantos, como un cualquiera que no quería más que divertirse un rato. Dejoles solos la tunanta de Feliciana, y Rubín se acobardó al principio; pero de repente se rehízo. No era ya el mismo hombre.
Palabra del Dia
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