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El Gerif, a cuyo desplacer tuvo principio tan grande revuelta, y que por más demostraciones que hizo no pudo apaciguarla, quiso interponer su respeto para excusar de la prisión a su sobrino; pero todo fué en balde, pues las sospechas de que andaban en tratos de rebelión, y apellidarle Príncipe durante la refriega, eran capítulos de no fácil enmienda.

Pero suponed que un general que está sitiando una plaza, y nada puede contra ella, tiene la imprudencia de enviar un pomposo parte al gobierno, anunciándole que la ha tomado por asalto y estan en su poder los restos de la guarnicion que no han perecido en la refriega; á pocos dias sabrá el gobierno, sabrá el público, sabrá el mismo ejército, que el general ha mentido de una manera tan escandalosa; y la burla y la afrenta que caerán sobre el impostor le harán pagar cara su gloria de momento.

A Lima se despacha mensagero Por tierra á Arequipa: mas allega El Ingles al Callao de primero, Sin combate de mar y sin refriega: El puerto reconoce placentero, Y á las naves y barcos bien se pega, A vista se nos pone y hace fieros, Y en tierra algunos buscan agujeros. En breve se conoce ser cosario.

Seis días después tuvo término y fin la vida del sargento, que murió ahorcado en la plaza de San Francisco el 23, y aunque con él habían caído presos varios soldados de los que tomaron parte en la refriega, parece que éstos llegaron más tarde á conseguir la libertad.

Sarto y Tarlein caerán en la refriega, como caerá también el Duque. ¡Hola! , Miguel el Negro, como un miserable que es. Cuanto al Rey, tomará el camino del infierno por la «Escala de Jacob.» ¡Ah! ¿También sabe usted eso? Y quedarán sólo dos hombres cara a cara: Ruperto Henzar y usted, rey de Ruritania. Se detuvo un momento, y con voz que la emoción agitaba, continuó: ¿No es una jugada soberbia?

Muchas de las personas que habían permanecido indiferentes a las desavenencias de los del Saloncillo y los del Camarote, habían concluído por tomar puesto en uno u otro bando, unas veces porque tenían metidos en la refriega a sus parientes, otras por algún antiguo resentimiento, otras, en fin, sin más motivo que el calor y el entusiasmo que el combate despierta en los temperamentos belicosos.

En esta refriega espiritual, entre la culpa y el arrepentimiento, estuvo ella hasta que volvió su marido. El secreto había sido tal, que nadie había dicho ni sospechado lo más mínimo. El Conde, a pesar de todo, era suspicaz y receloso, y sospechó algo desde el día de su vuelta.

No, yo he quedado inútil en esta refriega espantosa con la necesidad. Ha salido vivo, , pero sin autoridad, sin crédito para tomar en mis labios ese ideal noble, por donde van las vías rectas y francas del progreso de los pueblos. Mi destino es callar y arrinconarme, sopena de que me tengan por un Aviraneta, cuando no por un Rufete».

Al ver burlado el misterio con que trataban ausencia mentirles, juzgan más próxima la vengadora refriega, y al viento dan los aceros, apoyanlos en las piedras, y de las lucientes hojas probando la resistencia, llegan a poner las puntas, de las guarniciones cerca; y al clavarlas en el suelo, sienten hervir en las venas de sus abuelos la sangre, que fué su mejor herencia, y acariciando la santa memoria de sus proezas, murmuran ¡desperta ferro! siguiendo la usanza vieja.

Paréme á escuchar, no si por miedo ó por prudencia, y al punto conocí la voz de uno de ellos, marino de profesión, aún no piloto, y que más de dos veces me había honrado en el Instituto con sus testimonios de cariño á su manera. Llegaba la refriega á su desenlance, cuando de ella me enteré yo.