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Actualizado: 6 de mayo de 2025
Leviathán es nombrado su guarda, con la obligación de no permitir á nadie el paso mientras no se confiese esclavo del mal. Hácenlo así Adán y Eva, y las generaciones humanas que les suceden. Aparece el Amor divino, y llama con dulce canto al caballero de la cruz, que es el Redentor.
La noche, pues, del Jueves Santo, después de haber oído un fervorosísimo sermón de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, se visten un hábito acomodado á la tristeza de aquel santo tiempo; y para imitar al Redentor penando, llevan algunos á cuestas cruces muy pesadas; otros se ciñen de agudas espinas la cabeza; quién atadas atrás la manos, va arrastrado por tierra; quién derecho con los brazos extendidos en forma de cruz, los más se azotan ásperamente con terribles disciplinas; cierra la procesión una tropa de niños que de dos en dos llevan los instrumentos de la Pasión del Señor.
Después de observarla un momento, Ramiro tuvo que cerrar los ojos y apoyarse contra el muro, apretando de nuevo el crucifijo para sellar, para incrustar en su propia carne la imagen del Redentor.
21 Oh vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí; porque la mano de Dios me ha tocado. 22 ¿Por qué me perseguís como Dios, y no os saciáis de mis carnes? 24 ¡Que con cincel de hierro y con plomo fuesen en piedra esculpidas para siempre! 25 Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo;
La fundación del Convento de Religiosos Mercenarios, es casi tan antigua como su instituto: los Reyes de Aragón ayudaron mucho al patriarca en esta empresa en la época precisamente en que el Rey D. Alonso II había creado en Teruel la orden militar llamada del Redentor, que por la semejanza en sus objetos fue una imagen de este instituto; y este establecimiento que aquí tuvo su origen y centro, fue posteriormente incorporado a la compañía de los caballeros de San Jorge de Alfambra y en la Iglesia parroquial de San Miguel de Teruel, consérvase una capilla y altar antiquísimo que pertenecía a dicha orden.
24 Por tanto, en toda la tierra de vuestra posesión, otorgaréis redención a la tierra. 26 Y cuando el hombre no tuviere redentor, si alcanzare su mano, y hallare lo que basta para su rescate; 27 entonces contará los años de su venta, y pagará lo que quedare al varón a quien vendió, y volverá a su posesión.
Porque aunque todos los días se repetía la escena, nunca dejaba de producirle estupefacción dolorosa. ¡Un sacerdote con dos pistolas en las manos, en aquellas mismas manos que al día siguiente habían de tocar el cuerpo de nuestro Redentor! Alguna vez había visto a su maestro el rector del seminario de Lancia en la cama.
La Poesía que profetizó vagamente la llegada de Cristo, anunciaba ahora la aparición del gran Redentor, que no había de encerrarse en la debilidad de un hombre, sino que encarnaría en la inmensa masa de los desheredados, de los tristes, con el nombre de Rebelión.
Hace mil ochocientos treinta y seis años nació el Redentor del mundo, nació el que no reconoce principio, y el que no reconoce fin; nació para morir. ¡Sublime misterio! ¿Hay misterio que celebrar? Pues comamos, dice el hombre; no dice: reflexionemos. El vientre es el encargado de cumplir con las grandes solemnidades.
Difícil será a la persona que recoge al vuelo, como un muchacho las mariposas, estas emanaciones poéticas del pueblo, responder al que quisiese analizarlas, el porqué los ruiseñores y los jilgueros plañeron la muerte del Redentor; por qué la golondrina arrancó las espinas de su corona; por qué se mira con cierta veneración el romero, en la creencia de que la Virgen secaba los pañales del Niño Jesús en una mata de aquella planta; por qué, o más bien, cómo se sabe que el sauce es un árbol de mal agüero, desde que Judas se ahorcó de uno de ellos; por qué no sucede nada malo en una casa si se sahúma con romero la noche de Navidad; por qué se ven todos los instrumentos de la pasión en la flor que ha merecido aquel nombre.
Palabra del Dia
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