United States or Puerto Rico ? Vote for the TOP Country of the Week !


El francés, hombre sobrio, parsimonioso en sus gastos y exento de ambiciones, sonreía ante las grandezas de su cuñado. Tenía á Karl por un excelente compañero, aunque de un orgullo pueril. Recordaba con satisfacción los años que habían pasado juntos en el campo. No podía olvidar al alemán que rondaba en torno de él cariñoso y sumiso como un hermano menor.

Cuando llegue el frío, ya verá usted lo que es bueno. Pero aunque estaban en la mejor época del año, Gabriel tosía, empeorando en su dolencia por la humedad de la catedral. Las noches de luna, el templo se transfiguraba de un modo fantástico. Gabriel recordaba ciertas decoraciones de ópera que había visto en sus viajes.

El tío Frasquito recordaba haber aprendido en el Colegio Imperial, allá cincuenta años antes, aquello de Horacio: «Fecundi calices quem non fecere disertum?». Y el ponche fue aceptado con disimulado entusiasmo.

Al cruzarse una vez más la mirada de ella con la de Ferragut, éste creyó sentir el golpe en el corazón y el relampagueo en el cerebro que acompañan á un descubrimiento fulminante é inesperado... Conocía á aquella mujer; no recordaba dónde la había visto, pero estaba seguro de conocerla. El rostro no decía nada á su memoria, pero aquellos ojos se habían encontrado otras veces con los suyos.

Y recordaba cierto aurresku bailado por don Carlos en Durango, en un convento de monjas, sin pecado para nadie, por ser la danza vascongada la más honesta del mundo.

Gabriel, escuchando el canto monótono de los sacerdotes mozárabes, recordaba las luchas en tiempo de Alfonso VI entre la liturgia romana y la de Toledo, el culto extraño y el nacional.

Y yo, al leerlo, pensaba: «¡Todavía los turcos encuentran armenios que degollar!»; y recordaba con cuánta razón, aunque el consuelo aparezca, viniendo del diablo, Mefistófeles adoctrinaba a Fausto diciéndole: «En vano un día tras otro amontono torbellinos, huracanes, incendios, volcanes y lluvias; extirpo al hombre, creo extirparlo, de la superficie de la Tierra; ¡pero no lo logro en definitiva, porque aquella maldecida simiente de Adán, jamás perece y siempre germinal, siempre brota, en ancho río, una sangre vigorosa y nueva!».

Y diciendo esto, le devolvió su dinero, lo empujó suavemente fuera de la sala de juego, y así hizo de Tomás, más que un amigo, un esclavo. El entusiasta y cordial saludo que Tomás dirigió a don Jorge, recordaba este generoso acto. Según dijo, iba a tentar fortuna en Poker-Flat. ¿Solo?

Un hedor de tumba acompañaba la sonrisa de sus labios pintados. Miguel sabía quiénes eran por los relatos de Toledo. El coronel, admirador de las majestades caídas, aceptaba su conversación con melancólica deferencia. Una había sido amante de Víctor Manuel; otra más vieja recordaba entre suspiros los tiempos de Napoleón III y de Morny.

Gabriel no les escuchaba. La sorpresa le había hecho caer en el ensimismamiento. Medía, asustado, el gran error cometido; veía abrirse un foso inmenso entre él y los que creía sus discípulos. Recordaba las palabras de su hermano. ¡Ah, el buen sentido de los simples!