Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 19 de junio de 2025


No era mujer que se alimentase de quimeras; comprendió su posición y de un salto llegó hasta las últimas consecuencias. Vio a su rival curada y bien curada, a su amante confiscado, su hijo en manos de otra y su porvenir estropeado. La caída fue tanto más ruda cuanto que la hermosa ambiciosa caía de lo más alto.

El resto de los hombres preferiría siempre las quimeras ideales, que se transforman en poderosos móviles de acción. Todas las religiones se desmenuzaban al sufrir un frío examen, y sin embargo producían santos y mártires, verdaderos superhombres de la moral.

Nadie que esté en su juicio puede declararse idealista, si el idealismo consiste en sustituir las quimeras y alucinaciones a las sanas y robustas realidades de la vida.

Su espíritu no puede menos de ser tan poético como su hermosura y sus sueños son de fijo tan dulces como sus miradas. ¡Feliz aquél que pueda dar realidad a esas encantadoras ilusiones! ¡Triste de quien se atreva a destruir tan dulces quimeras!» ¿Qué te parece? ¿Verdad que logré imitar perfectamente en ese borrador el estilo de la época? preguntó Felipe con visible satisfacción de mismo.

No dió el emperador por entonces crédito á los Genoveses, creyendo que eran quimeras fingidas de su maldad y envidia, nacida desde que pusieron los Catalanes el pié en Grecia. La y juramento prestado de los Catalanes tambien lo aseguraba; pero respondióles que agradecia su cuidado, y lo que se dolian de los trabajos de los Griegos.

Yo mismo me extraño de las vacilaciones de mi corazón y de la ciega facilidad con que acoge diariamente nuevas quimeras. Todo lo que tiene una apariencia de novedad le seduce, porque sabe que su estado actual es el peor y siempre saldrá ganando con el cambio.

Y, no obstante, es entonces cuando deberíamos morir, antes de que el telón descendiese sobre nuestras quimeras, cuando el encanto dura aún y el bien pasajero de que disfrutamos no se ha convertido en irreparables dolores.

¿Para qué introducir la turbación y la alarma en aquella apacible agonía? ¿Para qué confiarle la tímida esperanza que reprobaba su razón? ¿Para qué dar alimento a las quimeras que poblaban la imaginación exagerada de la ardiente criolla, tan llena de castillos en el aire?

Sin el poderoso auxilio de Sankarachária, jamás acaso hubiera logrado tal cosa. Nunca Morsamor hubiera salido de allí ni hubiera vuelto al mundo real, como volvió el doctor Fausto desde el país de las quimeras. Allí se hubiera quedado, no durante años, como se quedó Bompland en el Paraguay, sino para siempre: hasta la consumación de los siglos.

La verdad tal vez era buena en las otras cosas de la existencia, pero resultaba fatal para el amor. Era demasiado fuerte, demasiado cruda. El amor se asemejaba á ciertas mujeres, bellas como diosas á una luz artificial y discreta, horribles como monstruos bajo los resplandores quemantes del sol. Créeme: repele esas quimeras del pasado. ¿No te basta el presente?... ¿No eres feliz?

Palabra del Dia

lanterna

Otros Mirando