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Actualizado: 3 de junio de 2025


El comercio, debido al carácter apático del zamboangueño, está completamente acaparado por los chinos, motivo por el cual aquel nunca saldrá de la postración en que se encuentra, puesto que los celestiales, en el momento que hacen un pequeño capital se vuelven á su país, y los que quedan superan al indio en viciosos y aficionados á la holgazanería.

La gente de Madrid suele decir que en los lugares somos gansos y soeces, pero se quedan por allá y nunca se toman el trabajo de venir a pulirnos; antes al contrario, no bien hay alguien en los lugares, que sabe o vale, o cree saber y valer, no para hasta que se larga, si puede, y deja los campos y los pueblos de provincias abandonados.

Sabe bailar la zarabanda y chacona mejor que su inventora misma; bébese una azumbre de vino sin dejar gota; entona un sol fa mi re tan bien como un sacristán; todas estas cosas, y otras muchas que me quedan por decir, las irán viendo vuesas mercedes en los días que estuviere aquí la compañía; y por ahora otro salto nuestro sabio, y luego entraremos en lo grueso.

Estas se renuevan, y las formas de ayer vuelven a llevarse mañana. Así será en la ropa; pero en las personas, el que pasó, pasado se queda. No le quedan a usted más que los pinreles. Los juanetes que debía tener en ellos, se le han subido a la cabeza... , ... yo digo que usted piensa con los callos».

Frantz volvió a sentarse; el viejo tomó una expresión ingenua y preguntó: Y nuestros amigos los alemanes ¿no se quedan con nada de nadie? La gente pacífica no tiene nada que temer; pero a los granujas que se insurreccionen se les confisca todo; y eso es justo, pues los buenos no deben pagar las culpas de los malos.

El resto no es más que un estado llano ilustrado con cartas de nobleza. Además, ¿qué importa en la situación actual de la sociedad? Después de un orden de cosas que ha terminado, no son los nobles los que quedan, sino los héroes. Nadie se preocupa más ahora del padre de Coriolano que del de Espartaco.

Otro hubiera perdido la cabeza; él ni siquiera perdió la esperanza. Fuese directamente a su esposa y le dijo con la alegría de siempre: Mi querida Margarita, esta maldita revolución nos lo ha quitado todo; no nos quedan ni mil francos nuestros. La duquesa no esperaba semejante noticia y, pensando en su hija, lloró amargamente. No temas nada le dijo ; es una tempestad pasajera.

El capitan se lo concedió, segun la órden del Rey, y los admitió de paz, como debia hacerlo; aunque la pidiesen tercera vez, porque solo si se rebelasen despues, quedaban esclavos perpetuos. Quedan los soldados en la Asumpcion; reconocen el sitio y condicion de la tierra, y suben por el rio mas arriba.

Es el empleado que habla y la duquesa que habla igualmente. Adivino fragmentos de la carta del pobre muerto: «Confianza, papá. Aún quedan para nosotros días felices....» La curiosidad me hace transitar por el pasillo. El viejo está de pie, con la gorra puesta, como corresponde á un hombre que viste uniforme.

Comparados con los personajes que acabamos de citar, los del presente siglo, yo al menos lo entiendo así, se quedan tamañitos. Admirable y rico es el fruto que han dado los segundos, pero vale más y tiene superior importancia el fruto que dieron los primeros.

Palabra del Dia

vorsado

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