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Actualizado: 13 de junio de 2025
Yo me persuado que la venida de los Judíos a esta Isla, fue como sesenta y cinco años, anterior y en la primera destrucción de Jerusalén e imperando Vespasiano y Tito, que sucedió el año setenta y dos del Nacimiento de Cristo y treinta y ocho después, que con lágrimas se la profetizó. Luc. 19. coangustabunt te undique, & ad terram posternente, & filios tuos qui in te sunt.
Pude juzgarlo algunos días después. Su hija le leía la relación de un viaje al polo en que se hablaba de un pájaro extraordinario, qui ne vole pas. Mira dijo es como mi intendente. Espero firmemente haberme adquirido, desde entonces, por el cuidado severo con que me ocupo de la tarea que he aceptado, títulos á una consideración de género menos negativo.
San Bernardo hablando de ciertos herejes castigados como pertinaces, escribe: Mori magis eligunt quan converti: sed horum finis, interitus: horum novíssima, incendium: mirabantur aliqui quod non modo patienter, sed laeti, ut videbatur, duceren tur ad mortem: sed qui minús advertunt, quanta sit potestas Diaboli, non modo in corpora hominum, sed etiam in corda quae semel permissus possedit.
Da pater qui vere nosti data bona dare filiis tuis. Da, quoniam suscepi cognoscere te; et labor est ante me donec aperias. «Per Christum obsecro, in nomine ejus sancti sanctorum nemo mihi obstrepat. Et ego credidi propter quod et loquor. Hæc est spes mea, ad hanc vivo, ut contempler delectationes Domini. Ecce veteres posuisti dies meos, et transeut; et quomodo, nescio.
El despecho y la desesperación furiosa pinta menos horrorosa la muerte a mano propia que a la agena: y así más cobardía es no poderse sufrir miserable bajo el brazo de quien aborrece que saberse vencer en mirarse y sufrirse vencido, según el otro. Ille sapit veré qui miser esse potest.
Entró, pues, el tío Frasquito en la terraza con ademanes de doncella atribulada, y todos se agolparon en torno suyo, acosándolo a preguntas... ¡Todo, todo quedaba por nuevos partes confirmado, y el sauve qui peut era en Madrid general!...
Figuraos una cabeza correcta, con dos grandes ojos negros, «deux trous qui lui vont jusqu'
Y Emma acabó de perder el juicio cuando Serafina, poniéndose el abanico en la frente, exclamó: ¡Ah! ¡Sí, sí! ¡Finalmente!... ¡Eccola qui!... Yo me decía: esta señora... esta señora de Reyes... yo... la he visto, la he visto, vamos, de otro modo, en otros días... muy lejos.... Y de repente, ahora, un gesto, ese gesto de le... sopraciglie... me la pone delante. ¡Oh, sí, absolutamente la misma!
Á poco lo vieron en lo alto de una cuesta que formaba el camino, pero también los divisó él á buena distancia y suponiendo la embajada que llevaban, prescindió de su ceguera y dejando el camino se metió por los jarales y ganó el bosque, dejando más que mohinos á los tres amigos, tan bonitamente burlados. DONDE SE AVERIGUA QUI
«Qui souffre, vers de terre amoureux d'une étoile; «Et qui se meurt en bas quand vous brillez en haut.»
Palabra del Dia
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