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Actualizado: 9 de mayo de 2025
Los terrenos, en la proporcion que ofrece el rio, valiendose del arte, á poca costa se pueden beneficiar con el riego, como tengo demostrado al Señor Virey en oficio de 26 de Marzo del año próximo anterior, número 26; y aun sin los medios que allí propongo, si los vecinos son aplicados, con norias que meuvan caballos pueden adelantar mucho; mayormente cuando allí no tienen costo, y es muy poco lo que cuesta este ganado.
Rojo de confusión, trémulo y aturdido, a punto de llorar, el hombre que rigió los destinos de la provincia de Tarragona por más de dos semanas, salió al fin de la estancia dando traspiés. Señor presidente manifestó el abogado acusador con entereza, esa orden debilita la prueba que propongo y me parece arbitraria... ¡Llamo al orden al letrado! gritó furioso el presidente, agitando la campanilla.
Y puesto que no pueden oírnos, no podemos convencerlas. Esto no tiene vuelta de hoja. ESCIPIÓN. He aquí por qué os propongo el plan siguiente: Elijamos entre nosotros un parlamentario, con arreglo a nuestras costumbres de guerra, y propongamos a nuestras encantadoras enemigas que hagan lo mismo.
Y concluye estampando que las armas del linaje de los Pizarro son: «escudo de oro y un pino con piñas de oro, acompañado de dos lobos empinantes al mismo y de dos pizarras al pie del trono». Estos genealogistas se las pintan para inventar abolengos y entroncamientos. ¡Para el tonto que crea en los muy embusteros! Acerca de la bandera de Pizarro hay también un error que me propongo desvanecer.
Escuchad, queridas amigas, tengo un plan: podemos partir inmediatamente en busca de nuestros maridos. ¡Pero el camino es tan largo y estamos tan cansadas! ¡Tengo los nervios tan excitados! ¡Es natural! ¡Hemos pasado una noche tan horrible! CLEOPATRA. Por eso os propongo que descansemos aquí un par de días. Esto no nos comprometerá a nada.
Espero que la chacha no habrá imaginado nada que esté mal; pero en todo caso, el fin justifica los medios, y el fin que yo me propongo no puede ser mejor. Allá veremos lo que sucede. 17 de Abril. Mi querido y respetado maestro: Acudí a la cita. La pícara de la chacha cumplió lo prometido. Abrió la puerta de la calle con mucho tiento y entré en la casa.
Ballester y Guillermina se miraron alarmados. «Pues propongo repitió ella , que vaya una comisión a la calle de Esparteros... ¿Y no vio usted si el coche se detuvo en alguna parte?».
Digo inmediato, esto es, que conviene no atenerse á lo que nos dice de ellos el historiador, sino verlos con los propios ojos. Pero este trabajo, se me dirá, es muy pesado, para muchos imposible, difícil para todos. No niego la fuerza de esta observacion; pero sostengo que en muchos casos, el método que propongo ahorra tiempo y fatigas.
Lo primero que os propongo es que juremos no ser nunca infieles a nuestros pobres mariditos. Que hagan con nosotras lo que quieran: siempre permaneceremos firmes, como la Roca Tarpeya. Cuando pienso cómo sufrirá ahora, cómo gritará en vano: «¡Cleopatra! ¿Dónde estás, mi adorada Cleopatra?» Cuando pienso lo que me quiere... CLEOPATRA. Juremos, pues, queridas amigas; están esperando.
Palabra del Dia
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