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Pues debe con el vino rociarse El sacro fuego, dad aca ese vino, Y el incienso tambien que ha de quemarse. Rocian el fuego, y á la redonda con el vino, y luego ponen el incienso en el fuego, y dice el Al bien del triste pueblo Numantino Endereza, ó gran Jupiter, la fuerza Propicia, del contrario amargo signo.

Ni vascos ni normandos habrían logrado hacerse autorizar por el reino de Castilla. Fué menester un italiano hábil y elocuente, un genovés obstinado que prosiguió la empresa quince años consecutivos, que supo aprovechar la hora propicia y descartar todos los escrúpulos.

Ahora, apartad los ojos de cuanto os rodea: y mirad al frente, con fuerza, con avidez, para grabar esa visión y poder evocarla en lo futuro. La mañana, clara y luminosa, nos ha sido propicia y el sol, elevándose soberano en un cielo sin nubes, derrama sus capas de oro sobre la región de los que en otro tiempo lo adoraron.

Ahora bien; no si por fortuna o por desgracia, pero es lo cierto que malvados y pícaros en grado tan superlativo y extremoso van siendo más raros cada día, y, por consiguiente, la áspera senda de la virtud se va allanando y macadamizando, sin que aquellos que tienen virtud en dicho grado logren casi nunca ocasión propicia para lucirla, viéndose obligados a conservarla en estado latente allá en el fondo de sus corazones.

La casualidad presentóle bien pronto ocasión propicia; el viernes muy bien de mañana trajéronle el aviso de que le tocaba al día siguiente hacer su guardia como dama de honor en Palacio.

Así como hay pescadores de arenques, de ballenas y de focas, hay pescadores de trépang, los cuales todos los años, en la estación propicia, llegan desde los puertos más lejanos hasta las aguas del estrecho de Torres, del mar de Coral o del golfo de Carpentaria.

Yo accedí gustoso, tanto por complacer a Inés, cuanto porque hallé la ocasión propicia para hacer lucir gran cantidad de objetos, de los cuales, como colector entusiasta de antiguallas, me vanagloriaba.

Yo arrancaré en las fronteras ricas presas al cristiano; y á sus plantas hechiceras ella verá cien banderas conquistadas por mi mano. El encanto de mi amor me hará incontrastable, fuerte; calma tu ansioso temor, ¿por qué pensar en la muerte, cuando propicia la suerte consuela nuestro dolor?

Además, cuando ella le trataba con tanto cariño, seguramente le quería. Los escrúpulos eran lo único que les mantenía separados y él se encargaba de allanarlos violentamente en la primera ocasión propicia.

Poco propicia ha sido hasta ahora la fortuna á nuestros generales, cuando consideramos la magnitud de los medios que la nación y su Gobierno les suministran; pero España no debe ni puede censurarlos, antes conviene que los elogie y aun los bendiga porque no desesperan de la salud de la patria. De un general pueden exigirse valor, serenidad, autoridad y pericia en las cosas militares.