Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 23 de junio de 2025


El hervor que se movió en el recinto torácico del señor Colignon ya no fué glogló de pavo singular, sino greguería de piara navideña. Abrazaba una y otra vez a Belarmino, diciéndole, en los ojos lágrimas provocadas por la risa: ¡Que eres grande, monsieur le cordonnier, que eres grande! Las regocijadas zalemas del señor Colignon no enojaban a Belarmino; antes le producían emoción y halago.

No eran éstas de mármol desgraciadamente porque los recursos del hidalgo no lo consentían, pero estaban enjalbegadas primorosamente y de lejos producían el mismo efecto. Desde aquel templete abierto se disfrutaba una vista deleitosa. Un gran círculo de colinas y montañas. Desparramados sobre sus faldas multitud de caseríos. En lo más alto á la izquierda la gran Peña-Mea.

Ellos, arañando la tierra, sudando en sus surcos, dejando en sus entrañas lo mejor de su existencia, producían este líquido de oro; y los poderosos se valían de él para embriagarlos, para mantenerles como encantados en una falsa alegría.

No puedo permitir que, viéndole á usted metido allá á todas horas, supongan... Casi se arrepintió de sus palabras al notar el doble efecto que producían en el joven. Primeramente se indignó. ¿Había quien osaba murmurar de aquella gran señora, tan santa para él?

Asunción había bajado los ojos, y Presentación me miraba, queriendo leer en mi cara el efecto que me producían las palabras de su mamá. ¿Enviasteis recado a Inés? preguntó doña María . Diego, tu futura esposa estará sin duda enojada contigo, por tu mal comportamiento y desaplicación. Necesario es que varíes de conducta.

Parecía á primera vista una locura haber vendido los opulentos campos de su herencia para adquirir arenales prusianos que sólo producían á fuerza de abonos.

Acostumbrada a la monotonía de los Pepes Castro, cada nueva fase psicológica, cada sacudimiento de entusiasmo, cada desmayo o alegría o pena que sucesivamente advertía en su enamorado doncel le producían una grata sorpresa. Escrutaba su espíritu, se metía dentro de él con afanosa curiosidad y a la vez con apasionado cariño.

Tan groseras chocarrerías irritaron a Isidora. ¡Y el pobre Juan Bou tan inocente del efecto que producían sus ladridos!

Por las mañanas, cuando se lavaba al aire libre, desnudo de cintura arriba, producían admiración los costurones y profundas cicatrices que constelaban su cuerpo, recuerdos, según él, de heroicos combates por mar y tierra contra la tiranía de las aduanas.

Aquellos brazos le apretaban como si fuesen de hierro, y una nube de besos ardorosos corría por todo su rostro, sin tregua. No se oía en la estancia más que el suave rumor que producían y el resuello de dos pechos anhelantes. Al fin, el sacerdote, con un supremo esfuerzo, se desligó. La joven cayó pesadamente en la cama.

Palabra del Dia

aconséjele

Otros Mirando