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Actualizado: 19 de junio de 2025
El verdadero dogmático comienza por dar á la razon el cimiento de la naturaleza; emplea una razon que se conoce á sí misma, que confiesa la imposibilidad de probarlo todo, que no toma arbitrariamente el postulado que ha menester, sino que lo recibe de la naturaleza misma. Así la razon no confunde al dogmático que guiado por ella busca el fundamento que la puede asegurar.
Del mismo modo á uno parece picante una cosa, y á otro salada; á veces un mismo manjar es sabrosísimo para uno, y desabrido, y tal vez áspero para otro. Esto es tan comun, que no hay necesidad de detenerme en probarlo, y puede verse tratado muy largamente en Sexto Empírico.
Bastarla para probarlo tener a la vista el contrato de compañía celebrado en Panamá, a 10 de marzo de 1525, entre el clérigo Luque, Pizarro y Almagro, que concluye literalmente así: «Y porque no saben firmar el dicho capitán Francisco Pizarro y Diego de Almagro, firmaron por ellos en el registro de esta carta Juan de Panés y Alvaro del Quiro».
Para probarlo, ahí está lo único que ha escrito: una plegaria a la Virgen, para que la reciten los soldados antes de entrar en fuego. Y usted, Juanito, ¿siente realmente la vocación militar? Mucho. Desde que supe leer y abrir libros, quise ser igual a los grandes capitanes que veía en las láminas, erguidos sobre el caballo, con la espada en la mano, arrogantes y hermosos.
Rehusando obstinadamente la señora de Aubry á probarlo sola, la señora de Saint-Cast se había dejado persuadir que Dios quería que también ella bebiese un poco de vino de España con un bizcochito. No se brindó por la salud del general. Ayer por la mañana, la señora de Laroque y su hija, estrictamente vestidas de luto, montaron en carruaje: yo tomé un lugar á su lado.
Todo sinceridad y franqueza, no se le conocía vicio ni repliegue que tratase de ocultar a sus vecinos; aunque no faltaba mala lengua que asegurase que el tal hidalgo menudeaba demasiado las visitas a cierta cuba de lo añejo que conservaba en la bodega; pero lo cierto es que nadie pudo probarlo..., no el vino, sino el hecho. Sus verdaderas aficiones, bien notorias, eran la carpintería y la caza.
He dicho que no quiero la vida, no la quiero: quédense ustedes con ella, y divertirse; prefiero ser comido de gusanos y no que la miseria me devore... Yo creo que la fría impresión del revólver sobre la sien, me dura todavía, y es por eso que el valor me abandona; siento el peso del arma en el bolsillo, y la sangre se me hiela, ¡soy un cobarde! pues no, no lo soy y he de probarlo... En lugar de apuntarme a la cabeza, me apuntaré al corazón: así, la muerte vendrá más pronto; ya te enseñaré a no brincar como ahora, saltarín de los demonios.
¿Es de veras eso, chico? dijo acercándose a él sonriente y tomándole con sus dedos finos sonrosados la barba . No lo creo.... Tú no tienes temperamento de enamorado.... Y si no, vamos a probarlo.... Si yo te mandase hacer una cosa que pudiera costarte la vida, o lo que es aún peor, la honra ... algunos años de presidio..., ¿lo harías? ¡Ya lo creo! ¿Sí?... Pues mira, quiero que mates a mi marido.
Aun así, fue preciso sostener una lucha penosa para que se decidiera a probarlo, pues insistía en que también aquel tenía gusto a arsénico... «Aunque no tanto, convengo en que no es tanto». Después, tomando tonos de transacción, les dijo: «Yo creo que todo ello es cosa de Papitos... porque ustedes no saben lo mala que es y la inquina que me tiene».
Fácil me sería probarlo con ejemplos sacados de las doctrinas de la probabilidad y de la restricción mental, imputadas como un crimen á los jesuítas; pero esto me apartaría demasiadodemi asunto.
Palabra del Dia
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