Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 23 de julio de 2025


Delaberge permaneció un momento pensativo... Se había marchado de Val-Clavin a fines de octubre de 1858 y por aquellos tiempos encontrábase el Príncipe ausente. Precise bien sus recuerdos murmuró ya convencido Delaberge y vea cómo tengo razón para... ¿Qué prueba esto? repuso ella con irritación grande. ¿Se puede nunca saber si...? Existen otras presunciones.

El señor, contra las presunciones del granuja, pasó de largo, echándole á la cara una bocanada de humo de su grueso cigarro. Cafetera lo tragó con ansiedad, y retirando de los labios su colilla, se fué detrás del puro. ¿Me da la punta usté? Chocó al interrogado la desvergüenza del raquero. Miróle muy detenidamente, y ¿Quién eres , chicuelo? le preguntó. Yo soy ... Cafetera. ¿De dónde eres?

Entonces Ferpierre volvía a medir las probabilidades, a ahondar las presunciones, a rehacer la tarea de todos aquellos días, deteniéndose ya en una, ya en otra hipótesis, reconociendo una vez más las inextricables dificultades del caso.

Estas presunciones, al pasar de boca en boca, se convertían en otras tantas pruebas irrecusables: ya no se dudaba de que Vérod hubiera sido últimamente el amante de la difunta.

Su fisonomía sonriente, ruborosa y expresiva con exceso, le había hecho pasar por novio de casi todas las damiselas á quienes se había acercado en su vida. Claro está que tales presunciones no tenían fundamento positivo; pero quizá si penetrásemos en los misterios de la psicología, hallaríamos disculpa para la ligereza de los vecinos de Vegalora.

No cabe hacer estas preguntas sin intentar, al menos, darles una respuesta, aunque sólo se funde en presunciones.

Recobró parte de sus fuerzas, algo del buen humor, y las presunciones de próxima muerte se desvanecieron en su espíritu. Mas no por esto desistió de llevar adelante un plan que había llegado a ser casi una manía, absorbiendo todos sus pensamientos.

Miraban siempre con ternura, lanzando sus rayos de ocaso melancólico en medio de un celaje de lagrimales pitañosos, de pestañas ralas, de párpados rugosos, de extensas patas de gallo. Dos presunciones descollaban entre las muchas que constituían el orgullo de Ponte Delgado, a saber: la melena y el pie pequeño.

Palabra del Dia

buque

Otros Mirando