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Actualizado: 28 de junio de 2025


El Naranjero era hombre de unos cuarenta y cinco años, de piel morena y curtida, cabellos cerdosos y grises, ojos negros extremadamente vivos, más bien bajo que alto y vestía, como el guitarrista Primo, la chaquetilla clásica, la faja y el hongo flexible. Sin saber por qué, quizá por su presunción de gracioso, me fue antipático desde el principio.

Parece á primera vista insensato señalar límites materiales á una obra poética y aprisionar los vuelos del artista, pero es más insensato escribir obras descomunales y acusa generalmente presunción en los autores y, lo que es más grave para ellos, debilidad.

Contra los dolores insoportables, contra la necesidad de inquietud y reposo, el sentimiento religioso que prohíbe la muerte voluntaria puede ser ineficaz; el amor, la esperanza de satisfacer una pasión esencialmente vital, reconcilian más prontamente con la vida. Pero ¿qué valía aquella presunción? ¿Cómo servirse de ella para inculpar a dos personas?

Y el mismo curioso autor contemporáneo de estos sucesos, añade, después de haber dicho que el padre del marqués habíale afeado á su hijo la primera disputa en la Aduana, aquella tarde del día 21 de Diciembre de 1638: «Los parientes del difunto, que son muchos y muy calificados, conocieron la razón, y que su propia presunción y soberbia le quitó la vida al don Martín de Medina, marqués de Buenavista, si ya no discurrimos que el no haber querido desistir, habiéndose interpuesto el padre, y reprendídole diciéndole que estaba muy soberbio y vano, le ocasionó la muerte, como sucederá con los que no obedecen á sus padres

Fúndanse, para justificar esta presunción, en que Lucifer se llama en los últimos prince des diables y procureur des enfers y en las primeras mayoral do inferno y meirinho da corte infernal.

Siguiéndoles a cierta distancia, se cercioró al punto de lo que antes fuera presunción, y la certidumbre produjo en su alma violentísima sacudida. «Es él, ese infame... La espera; van juntos... y toman la vía más solitaria... Luego, son amantes... ¡Engañar a una pobre mujer... un hombre casado!...». Determinose en él con poderosa fuerza el rencor de otros tiempos, aquel rencor concentrado y sutil que era como un virus ponzoñoso, tan pronto manifiesto como latente, y que al derramarse por todo su ser, producía tantos y tan distintos fenómenos cerebrales.

Tengo la presunción de creer, por lo tanto, que aunque Marta y María no sea una novela bella, es una novela realista. que el realismo actualmente llamado naturalismo tiene muchos adeptos inconscientes, quienes suponen que sólo existe la verdad en los hechos vulgares de la existencia y que sólo estos son los que deben ser traducidos al arte. Por fortuna no es así.

Por lo que hace á la manera de recitar los romances, ocúrresenos también ahora la presunción ya indicada al hablar de los provenzales, de que se hacía mímica y dramáticamente.

Dejéles la parte de las mozas y tomé el estribo de madre y tía. Eran las vejezuelas alegres, la una de cincuenta y la otra punto menos. Díjeles mil ternezas y oíanme, que no hay mujer, por vieja que sea, que tenga tantos años como presunción. Prometílas regalos y preguntélas del estado de aquellas señoras, y respondieron que doncellas, y se les echaba de ver en la plática.

Al proponernos un fin debemos guardarnos de la presuncion y de la excesiva desconfianza. Sea cual fuere su carrera, su posicion en la sociedad, sus talentos, inclinaciones ó índole, nunca el hombre debe prescindir de emplear su razon, ya sea para prefijarse con acierto el fin, ya para echar mano de los medios mas á propósito para llegar á el.

Palabra del Dia

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