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Actualizado: 22 de julio de 2025
En tal sentido, «planchar» equivale a morir; y no es exagerada la afirmación, pues en realidad muere aquella favorable representación interna que de nuestra propia figura teníamos. De estas premisas exactas, nada cuesta deducir y esto va para los hombres que es un acto criminal dejar «planchar» a una señorita.
En este sylogismo el medio substancia significa una cosa en la mayor, que es la determinada materia, y otra en la menor, que es la determinada substancia del animal, y por esta variacion no concluye. Tambien es defectuoso el sylogismo, en cuya conclusion alguno de los términos es mas universal que en las premisas, puesto que de particulares no se puede colegir universal.
Aun antes que en tiempos de Carlos V se hiciese más decisiva esta influencia extranjera, se hallan aislados ejemplos, que demuestran, por su espíritu y por su forma, el estudio que habían hecho sus autores de los modelos italianos. Despréndese de tales premisas que este período, que produjo tan honda revolución en los demás géneros de poesía, imprimió también distinto carácter á la dramática.
De la Demostracion. Quando las verdades fundamentales, ó las máxîmas que se deducen de ellas, sirven de premisas en un sylogismo bien dispuesto, el consiguiente es cierto y evidente, y el tal sylogismo se llama demostracion; la qual no es otra cosa que un conocimiento cierto y evidente de las cosas, deducido de premisas evidentes y ciertas.
El anciano teólogo se detenía a menudo, balbucía olvidando alguna demostración, pero súbito tomaba vuelo y se lanzaba vigoroso sobre las premisas, haciéndoles sudar inmediatamente las conclusiones apetecidas. ...Todo lo que se mueve se mueve por algo. O lo que mueve es movido o no. Si no se mueve, tenemos lo que buscamos, un móvil inmóvil, y a esto llamamos Dios.
Ya no pudo levantarse. Cuando despertó de su aturdimiento se confesó que estaba vencido. El mundo se le ofreció entonces claramente como su propia representación. Todo lo que existe no existe más que por el pensamiento. El filósofo de Koenisberg no quiso sacar esta consecuencia; pero estaba bien clara; no había otra posible para sus terribles premisas.
»El pensamiento presenta en las dos premisas un sentido totalmente diverso; en la mayor es considerado en relacion á un objeto general, y tal por consiguiente, que puede ser dado en intuicion; pero en la menor no consiste sino en la relacion á la conciencia de sí propio, donde no se piensa ningun objeto, sino que se encuentra uno representado á sí mismo con relacion á sí, como sujeto, como la forma del pensamiento; en el primer caso se trata de cosas que no pueden ser pensadas sino como sujeto, en el segundo por el contrario, no se habla ya de cosas, sino del pensamiento, pues que se hace abstraccion de todo objeto; y en el pensamiento, el yo sirve siempre de sujeto para la conciencia.
Todo animal es sensitivo: todo animal es substancia: luego toda substancia es sensitiva. La voz substancia en la menor se toma por cosa determinada, y en la conclusion por comun á todo lo que es substancia. Regla quinta: Una de las premisas á lo menos debe ser afirmativa, porque si las dos son negativas, ni unen los extremos con el medio, ni los separan por el medio, sino del medio.
De muy distinto modo lo veía su hija, que, aun sin lo advertido por los doctores de Spá, tenía en su buen entendimiento la luz necesaria para no engañarse; y con esto, y con la evidencia de que el estado de su madre era gravísimo, también; con las tristes deducciones que le resultaban de estas innegables premisas; la relativa soledad en que se encontraba en Madrid, a donde los apuntados sucesos la habían obligado a volver antes de lo calculado, y, por consiguiente, hallándose todavía rodando fuera de la patria todos los amigos de «su mundo»; la negrura de los espacios a que la condujeron sus cavilaciones pertinaces, y, ¿por qué negarlo?, hasta la ausencia del único hombre de fuste que en aquel caso pudiera ser para ella un prudente consejero, y cuanto en este hilo de su discurso fue ensartando la mano de Satanás, porque otra más honrada no podía complacerse en hacer un rosario tan largo y de tan fríos desalientos, llegó a apoderarse de la infeliz una verdadera melancolía; siendo muy de notar que antes se le aumentaba que se le disminuía con los cálculos risueños y los propósitos mundanos, que eran los temas exclusivos de la conversación de los convalecientes con ella.
Si no es posible formar un juicio, ni aun idea de un término, es evidente que no se podrá raciocinar ni pensar de ningun modo: el raciocinio implica un enlace de juicios pues que se trata de sacar una consecuencia ligada con las premisas. Pero todavía se puede esforzar mas la demostracion.
Palabra del Dia
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