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Actualizado: 17 de mayo de 2025


Fertilizaba antiguamente este rio cerca de Castro los términos de Ategua, pueblo famoso por el largo cerco que sostuvo en la guerra de César con los hijos de Pompeyo. El Guadajoz es muy celebrado en aquellas guerras civiles por los autores que de ellas escribieron.

Pero, señor don Pompeyo, hágase usted cargo de que todos somos sacerdotes del Crucificado... y siendo sincera su conversión de usted.... señor, sincera; yo nunca he engañado a nadie. Yo quiero reconciliarme con la iglesia, morir en su seno, si está de Dios que muera....

En efecto, don Pompeyo duró hasta el miércoles Santo. Trifón Cármenes, desde el día en que se supo la conversión de Guimarán, concibió la empecatada idea de consagrar una hoja literaria del lábaro al importantísimo suceso. Pero había que esperar a que el enfermo saliese de peligro o se fuera al otro mundo.

Pero amigo, en aquella ocasión usted no prometió por su honor; juró usted no poner allí los pies... todo Vetusta recuerda sus palabras de usted. Don Pompeyo sintió vapores en la cabeza al oír que todo Vetusta recordaba sus palabras. Pero insistió, aunque más débilmente cada vez, en su negativa. Foja guiñó el ojo al Marquesito. Empezó entonces este el ataque, y Guimarán no pudo resistir más.

Algunas, aunque escasas tentativas, se hicieron, á la verdad, para escribir dramas á la manera de los antiguos; acaso sean los únicos ejemplos El Pompeyo, de Cristóbal de Mesa, y la imitación del Hypolito de Eurípides, de Esteban Manuel de Villegas; las traducciones de antiguas tragedias y comedias, como La Medea de Eurípides, y las comedias de Terencio de Pedro Simón Abril, han de calificarse más bien de trabajos filológicos, que como ensayos para imprimir una dirección determinada al gusto de la nación.

Entendámonos, señor Guimarán, si usted quiere examinarme... ¡sepa usted que yo... no aguanto ancas!... No se trata aquí de la grupa de nadie... sino de que usted pruebe la infali.... ¿La infalibidad? , señor... la infalibilidad... la in... fa... li... bi... li.... ¡Oiga usted, señor don Pompeyo, que a las canas no me asustan! y si usted se burla, yo hago la cuestión personal....

Levantó el sitio apenas supo que Pompeyo habia salido de la ciudad, le derrotó en Munda, bajó de nuevo á Córdoba, y pasó á cuantos le opusieron la menor resistencia por el filo de la espada. ¡Qué dias aquellos tan aciagos!

¿Cómo personal? ¿También usted es infalible? ¡Señor Guimarán! En resumen, señor mío.... Eso es, reasumiendo... Yo me borro de la lista... ¡Pues tal día hará un año! Ronzal no demostró el por qué de la infalibilidad, pero don Pompeyo se borró de la lista del Casino.

Don Pompeyo se dirigió a la junta en papel de oficio citando los artículos del Reglamento que, en su opinión, «prohibían semejantes muestras de júbilo por parte de una corporación que, por su calidad de círculo de recreo, no debía, no podía tener religión positiva determinada».

Ronzal, comparado con otros... con Mesía, por ejemplo, es un buen cristiano; aun el mismo Mesía, que al cabo no se ha separado de la Iglesia, es católico, religioso... comparado con don Pompeyo Guimarán el ateo. Pero ni Mesía, ni Ronzal son hombres de fe y menos de piedad suficiente.... ¿Daría usted una hija a don Álvaro? ¡Antes muerta!

Palabra del Dia

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