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Actualizado: 5 de mayo de 2025


El piar de pájaros también se precipitaba en aquel sombrío confín, y los chillidos con que Juan Evaristo pedía su biberón.

El ambiente tradicional y envejecedor que según Febrer envolvía a la isla, parecía pesar sobre estos instrumentos de guerra, decrépitos poco después de nacer y antes de haber hablado. Insensible a la alegría del sol, a las palpitaciones luminosas de la extensión azul, al piar de los pájaros que revoloteaban a sus pies, Jaime se sentía dominado por intensa tristeza, por un desaliento anonadador.

El día era hermosísimo: un airecillo manso y saturado de aromas campestres movía lentamente los árboles; los andenes estaban casi vacíos; no se oían más ruidos que el rodar del ómnibus que regresaba al pueblo y el alegre piar de una bandada de gorriones, que venía revoloteando a posarse en los alambres del telégrafo.

Aunque Piar mostró su adhesion á semejante proyecto, la mayor parte de los jefes de division, asi como la oficialidad y la tropa, unánimes todos y conociendo los méritos de su verdadero jefe, manifestaron la firme resolucion de seguir á sus órdenes, y Bolívar reprobó pública y solemnemente la Asamblea de Cariaco.

Encontraba exquisito el piar de los pájaros; el rumor de las hojas estremecidas llevaba a sus oídos melodías desconocidas; la Naturaleza se le revelaba hermosa y fascinadora, y en su espíritu asociaba la belleza de María Teresa a aquel culto algo pagano que lo impulsaba a desear arrodillarse y adorar a Dios en los seres y en las cosas. Pero llegaban a la verja.

Pero otra nueva desventura les esperaba alli. Durante su ausencia los jefes militares de la provincia los juzgaron como traidores; y por haber abandonado el ejército, este era su juicio, se dió un decreto de proscripcion contra ellos, y Ribas y Piar habian merecido los dos primeros cargos militares.

Cuarenta oficiosos wazires, con sus ochenta manos y ochocientos dedos, se precipitaban en tropel a poner en ejecución la voluntad del Sultán, cuando una vocecilla gangozuela, pero no del todo desapacible, que se dejaba escuchar dentro de aquel cascarón, como algunas veces el piar del polluelo en su huevo, dijo ahincadamente: No haga tal, hermano mío, poderoso Mohamad.

Entretanto, reunido á Brion, el Libertador disponia de siete goletas armadas de guerra y se hacia á la vela del puerto de Anquin con 250 hombres, el 30 de Marzo, acompañado de Mariño como jefe de estado mayor, del coronel Cárlos Soublette en calidad de segundo y, además, del ilustre granadino Francisco Antonio Zea, de Piar, del escocés MacGregor y del coronel Pedro Briceño Mendez, secretario suyo.

Maltrana, siempre que veía de lejos este cementerio, destacando en el cielo las techumbres redondas de sus pabellones, las columnatas y la helénica vegetación de sus esbeltos cipreses, pensaba en una acrópolis clásica de aquellas que eran fortaleza, santuario y paseo a un tiempo. La dulce calma, cortada por el rumor del follaje y el piar lento de los pájaros, disipó la inquietud de Feli.

Al volver en advirtió que era ya día claro, y oyó el piar de los pajarillos que tenían su cuartel general en los árboles de la Plaza Mayor y en las crines de bronce del caballo de Felipe III. Fue a coger a su hijo en brazos, y apenas podía con él.

Palabra del Dia

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