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Actualizado: 16 de octubre de 2025


Todo el mundo tiene siempre razón, Petrona. Es lo que digo yo. Y todo el mundo... Pero no se sabe nada. No hay forma de saber nada. Y lo que más me alarma es que los muchachos, mis yernos, se queden en la calle... ¿ crées?... ¿Y cómo no?... ¿No están seguros?... ¡Qué esperanza!... Se dice que en las reformas va a caer medio mundo. ¡Figúrate! ¿Qué va a ser de las muchachas?

Y mientras Ana los gustaba, Petrona Revolorio, con el chal cruzado, se sentaba a sus pies «no por servicio, sino porque le había cobrado afición» y le hacía cuentos.

¿El alba, sin que Petrona Revolorio estuviese a la puerta del cuarto de la niña Ana con su cesta de flores, que ella misma quería ponerle en el vaso y ver con sus propios ojos, cómo seguía la niña? «¡Mi niñita: mírenla que galana está hoy!; se lo voy a decir al niño Pedro que nos un baile de convite a las señoras, y vamos a sacarla a bailar con el niño Pedro. ¡Y él que es galán también, el niño Pedro!

Es verdad Petrona: la satisfacción es la única cosa que aumenta dando participación; todas las demás cosas disminuyen repartiéndolas. Cuando a me nombraron presidenta de las «Hermanas de Santa Catalina» no pude parar un momento en casa. En seguida vine a contártelo. Y de aquí me fuí a casa de otras amigas con el mismo fin. ¡Es tan grato recibir parabienes, enhorabuenas, congratulaciones!

Opina Rosalía que debí eliminar de la publicación algunos detalles íntimos de su carta; pero yo los dejé intencionalmente, por la pintoresca vivacidad que daban al relato. Rosalía, en resumen, está conforme con que yo haya revelado el secreto de su vida. En cambio, Petrona está enojadísima por haber publicado su conversación conmigo. Yo siento mucho perder la amistad de esta muy querida amiga.

La economía privada de toda la familia de mi amiga gira en torno de la economía pública del Estado. Petrona está casada con un hombre de notorio talento, muy bueno además, que ha sido dos o tres veces ministro en gobiernos ya un poco remotos. Es abogado, carrera admirable que, entre nosotros, supone aptitudes para todo género de funciones.

Los hombres, algunas veces, debían de hacer caso de las mujeres afirma con aire sentencioso la de Esquilón. Siempre sostiene con firmeza Petrona. Pero lo cierto agrega es que falta la presidenta.

Y aunque Eleuterio ha sido constante en sus principios, aceptó, por patriotismo. Pero él es siempre el mismo hombre de acero. El cañón y el florete se componen de igual materia; y aunque el florete se doble y el cañón no, ambos son de acero. Sigue, Petrona... Yo creo, Marianela, que lo importante en un hombre político es su origen, lo que fué primero, no lo que fué después.

Yo pensaba y pensaba: «Pero, señor, ¿qué falta aquí, qué falta?» Y no caía. Es claro: falta la presidenta. Por eso no hay fiestas, ni recepciones, ni nada. Está resultando esto más triste y más lúgubre que una capilla protestante. Se dice que los del gobierno son lo más ahorradores apunta Petrona. ¿Y para qué quieren la plata? Todos los ahorradores son gente muy triste agrega Margarita.

La familia la constituían su esposa Misiá Petrona, á la que él llamaba la china, y dos hijas, ya mujeres, que habían pasado por un colegio de Buenos Aires, pero al volver á la estancia recobraron en parte la rusticidad originaria. La fortuna de Madariaga era enorme.

Palabra del Dia

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