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Premeditando esto mismo, mandó aprestar una armada en el puerto de Laredo concediendo al mismo tiempo á su hija, el permiso para que practicase su espedicion á Flandes. Los trasportes de alegria que esperimentó Doña Juana con la última voluntad de su padre, son indescriptibles, y pocos dias despues se preparaba á hacer su deseada espedicion.

Como Makaraig no había llegado aun las conjeturas estaban á la orden del día. ¿Qué habrá pasado? ¿Qué ha dispuesto el General? ¿Ha negado el permiso? ¿Triunfó el P. Irene? ¿Triunfó el P. Sibyla? Estas eran las preguntas que se dirigían unos á otros, preguntas cuyas respuestas solo podía dar Makaraig.

He podido conseguir de mi marido y de mis hermanos permiso para trasladar a mi Alfonso del colegio de Lyón al de los Jesuitas establecido en Belley, al lado de la frontera de la Saboya. Yo misma le he acompañado; y después de haberlo dejado bajo la confianza de los padres, he llorado mucho. 27 de octubre.

También convendría se solicitase el real permiso para que pudiesen fundar conventos en Candelaria las tres religiones, Santo Domingo, San Francisco y la Merced, para que los religiosos de ellas pudieran ocupar las cátedras del colegio y practicar lo demás concerniente a su instituto y a la salvación de las almas, pero con el cargo de admitir al hábito a los indiecitos que fuesen capaces para ello.

En agosto de 2005, Google Print fue suspendido hasta nuevo aviso porque se había levantado mucha polémica con la digitalización de todos los libros de estas bibliotecas, y no sólo los libros del dominio público, sin pedirles permiso a los editores o autores para los libros protegidos por derechos de autor.

Apenas llegó a mis manos para el permiso de imprimirse este papel de la Fe Triunfante, cuando gustoso en el principio de las bien traídas noticias de su introducción, me fuí cebando de manera que sin advertir encontré con el fin.

Los judíos que pasaron á Portugal consiguieron de don Juan II permiso de vivir en aquel reino por espacio de seis meses: el cual les fué concedido con tal que pagasen un cruzado por persona.

Podía haberse desprendido de él, continuando su camino; pero se mostraba indignado por semejante broma y prefería hablar inmediatamente á la revoltosa muchacha. Venga usted aquí dijo ella sonriendo, mientras recogía dulcemente casi toda la cuerda . ¿Cómo se atreve á ir con esa... mujer, sin pedirme antes permiso?

Lo que vas a hacer, es ir mañana a avistarte con tu primo y decirle que, avergonzado de tu falta, te casas con mi hermana, como debe hacerlo un caballero. Si él da su permiso, mejor: si no lo da, es igual. te casas, y procuras, corrigiéndote, no hacer infeliz a tu mujer. El señorito había echado atrás su silla, como escandalizado por lo enorme de la pretensión.

En Cartagena obtuvo el mando de una pequeña fuerza, con la cual subió por las márgenes del Magdalena, y despues de haber batido varias partidas de las tropas enemigas en diferentes puntos de aquel rio, desde Ocaña solicitó el permiso del gobierno de Cartagena para pasar á Cúcuta. Obtenido el consentimiento, con grande esperanza y entusiasmo emprendia su obra el valeroso caudillo.