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Actualizado: 24 de junio de 2025
Unos son victimas de los placeres, otros del estudio, estos a causa del trabajo y aquellos por el fastidio. Hay algunos que perecen de enfermedad, de demencia, o en fin de penas del corazon, y esta ultima enfermedad, ofreciendose bajo todas las formas y bajo todos los nombres, hace mas estragos que la guerra.
No importa que sucumban a cientos, a millones, tus hijos en lucha tremenda y desigual y su preciosa sangre se vierta y forme mares: no importa, si defienden a tí y a sus hogares, si por luchar perecen, su destino fatal.
La vida acaba de ser como uno de esos dramas en los que perecen todos al final del último acto. El príncipe adivina que Novoa piensa en Alicia y se abstiene de nombrarla para no molestarle. Efectivamente, piensa en la duquesa, pero ésta sólo es un punto de partida para llegar á otra mujer que ocupa su recuerdo. Al fin habla, dando expansión á su melancolía.
Mientras las razas heroicas de la América del Norte perecen de hambre y de miseria, las razas perezosas y afables de la Oceanía se consumen, con gran vergüenza de nuestros navegantes que allí, al extremo del mundo, arrojan la careta de la decencia, no conteniéndose más.
BENITO. Siempre quiero decir lo que es mejor, sino que las más veces no acierto; en fin, buen hombre, ¿qué queréis? CHANFALLA. Yo, señores míos, soy Montiel, el que trae el Retablo de las Maravillas; hanme enviado a llamar de la corte los señores cofrades de los hospitales, porque no hay autor de comedias en ella, y perecen los hospitales; y con mi ida se remediará todo.
Cegada por la lluvia, empujada por el huracán, la manada en derrota gira sobre sí misma, se extravía, se dispersa, y corriendo enloquecidos los bueyes hacia adelante, pretendiendo alejarse de la tempestad, arrójanse en el Ródano, en el Vaccarés o en el mar, donde casi todos perecen.
¡Sensible es la guerra! ¡horror nos causa sus estragos! ¡infelices filipinos perecen en el fragor de los combates, dejando madres, viudas é hijos!
Si algunas veces habia yo suspirado viendo yacer en el abandono campos magníficos, miéntras que en Europa tantísimos infelices labradores perecen de miseria, cuánto mas agudo no debió ser mi sentimiento en presencia de aquellos lugares, los mas abundosos que yo habia encontrado hasta entónces, y en donde una naturaleza tan prodigiosa, y de un lujo de vegetacion extraordinario, parece estar pidiendo brazos que vengan á utilizarlos por medio del cultivo productor!
En esta época el cielo se cubre de parduzcas nubes, que luchando entre sí, efecto de sus encontrados fluídos, se desgarran con ensordecedor estruendo y continuado relampaguear, sembrando el terror en los habitantes, que á veces perecen á los efectos mortíferos del rayo.
Por lo que hace á mi partida, nada de cuanto hay en ella puede padecer deterioro por estar en Curuguatí, sino los animales: pues, aunque los demarcadores consuman lo mismo allá que aquí, para subsistir en Curuguatí se necesitan peones, capataces y animales, sin que las raras circunstancias del país permitan dispensa en esto: aquellos comen, y estos perecen á los pocos meses, sin arbitrio en aquellas tierras, y harán falta cuando se necesiten, sin que quizás tengan reemplazo cómodo. En este concepto, y el de que la estacion de la partida en dicha villa no puede tener otra utilidad en caso alguno que la de que no esperen los Portugueses doce dias, y de que los perjuicios serian gravísimos, me resolví á regresar, segun dije,
Palabra del Dia
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