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Actualizado: 29 de septiembre de 2025
Del conde de Alba hermano es, y sobrino De una principalisima Duquesa, Y en perderse perdió en este camino Ser General en una ilustre impresa. Airado el cielo, se mostró benigno En hacerle cautivo, y darse priesa A darle libertad por tal rodeo, Que no pudo pedir mas el deseo. Pero pues ya no puede remediarse, El tratar mas en ello es escusado. Mirad si viene alguno á querellarse.
¡Imprudente! ¿quiere usted perderse? exclamó su compañero poniéndose ante él para que el carmelita no pudiera verle.
El cerco se continuaba, y en ese mismo tiempo les vino un despacho de Andronico en que les mandaba, que dajado el sitio de Magnesia, viniese á juntarse con Miguel su hijo, para socorrer al Príncipe de Bulgaria cuñado de Roger, porque un tio suyo se le habia levantado con parte del estado, y estaba en punto de perderse si no se le acudia presto con socorro.
Sus arrugados ojuelos, su nariz de pico de cuervo, los pómulos de sus mejillas separados de la nariz por dos grandes pliegues parecidos a dos trazos que iban a perderse en una extensa rubicundez imperial, todo reía en la fisonomía del viejo soldado, todo revelaba un carácter animoso y jovial.
El Marqués de Ayamonte expiró en un cadalso, demostrada su intervención en aquella trama urdida para hacer a Andalucía república independiente, y por la cual se dijo: Justamente se quería el de Medina-Sidonia alzar con algunas tierras, pues que han de perderse todas.
El cielo se enturbió por la tarde, y al anochecer, hallándonos ya a gran distancia, vimos a Cádiz perderse poco a poco entre la bruma, hasta que se confundieron con las tintas de la noche sus últimos contornos. La escuadra tomó rumbo al Sur. Por la noche no me separé de él, una vez que dejé a mi amo muy bien arrellanado en su camarote.
Lo contrario sería perderse para esta vida y para la otra, pues el Señor no perdonaba semejantes perjurios. Entonces los malos espíritus emergieron como sirenas.
Ante aquella idea experimentaba tal sufrimiento por no saber á qué atenerse, que quiso, aun á riesgo de perderse, ver á aquel hombre, verle de frente, mirarle hasta el fondo del corazón para descubrir su pensamiento verdadero... Levantó los ojos y miró. Al alcance de la mano, más pálido aún por aquellas emociones contenidas, y al lado de Tragomer grave y atento, reconoció á Jacobo. ¡Era él!
De pronto se agachó, buscando piedras en la obscuridad para arrojarlas contra Febrer, y a cada pedrada retrocedía algunos pasos, como para defenderse de una nueva agresión. Los guijarros, despedidos por sus brazos débiles, fueron a perderse en la sombra o rebotaron contra el porche.
A veces, cuando con palabras envenenadas y corrosivas profanaba, vilipendiaba, destruía su fe; cuando le demostraba que nada existe fuera del mal; que los únicos remedios son el hierro, el fuego, la muerte; cuando la incitaba a dejarme, a traicionarme, a perderse, sentía operarse en mi interior una reacción violenta, y el llanto me acudía a los ojos. Pero yo ocultaba mis lágrimas.
Palabra del Dia
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