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Actualizado: 3 de junio de 2025
La en que acabábamos de entrar y las adyacentes eran angostas y torcidas, como anteriores al uso de los coches urbanos: blasones nobiliarios y portadas artísticas de la Edad Media adornaban sus ruinosas casas, y un silencio de muerte servía allí de melancólico acompañante á la romántica soledad. Ni una sola tienda profanaba aquellos portales. No se veía alma viviente ni en rejas ni en balcones.
Sentados sobre la Peña bebían por su entreabierta boca el aire de las alturas, nítido y fresco como el aliento de los ángeles. La luz se desprendía en efluvios infinitos por los orbes azules, haciéndoles centellar. La soledad y el silencio, tan amargos en la tierra, eran allí dulces y amables. Ningún ruido terrestre profanaba la majestad de aquella gloria.
A veces, cuando con palabras envenenadas y corrosivas profanaba, vilipendiaba, destruía su fe; cuando le demostraba que nada existe fuera del mal; que los únicos remedios son el hierro, el fuego, la muerte; cuando la incitaba a dejarme, a traicionarme, a perderse, sentía operarse en mi interior una reacción violenta, y el llanto me acudía a los ojos. Pero yo ocultaba mis lágrimas.
Mas, apenas hubo salido de la venta, cuando le vino al cura un pensamiento: que hacía mal en haberse puesto de aquella manera, por ser cosa indecente que un sacerdote se pusiese así, aunque le fuese mucho en ello; y, diciéndoselo al barbero, le rogó que trocasen trajes, pues era más justo que él fuese la doncella menesterosa, y que él haría el escudero, y que así se profanaba menos su dignidad; y que si no lo quería hacer, determinaba de no pasar adelante, aunque a don Quijote se le llevase el diablo.
Mientras el Arcipreste profanaba los cuatro lados de la cruz latina, que era sacristía, con el relato mundano de la vida y milagros de Obdulia Fandiño, Glocester, sonriendo, pensaba en los motivos que podía tener el Magistral para oír a don Cayetano, en vez de correr al confesonario al pie del cual le esperaba la más codiciada penitente de Vetusta la noble.
Este esceptor fué sin embargo destituido á los pocos meses de haber prestado aquel servicio, y por recobrar su posicion, apostató de la religion de sus padres, primero en secreto, luego paladinamente, consolándole del desprecio y vilipendio con que se veía espulsado del gremio mozárabe y de las iglesias todas, que profanaba sacrílego, la privanza que halló en el indigno prelado y en el palacio.
Palabra del Dia
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