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Actualizado: 14 de mayo de 2025
El rey Cárlos de Francia, cuyo vasallo era ahora, por queja del obispo Frodoino de que el Tyrso se llevaba las dos partes de los diezmos de la ciudad, y por otros escesos de indisciplina, tuvo que mandar al conde de la Marca que le refrenase é hiciese que en la percepcion de los diezmos se observaran estrictamente los Capitulares.
Será difícil hacernos creer que en el uso ordinario sensorium, solo signifique el órgano de la sensacion................................. La simple presencia de una sustancia animada no basta para la percepcion; un ciego ó un distraido no ve: es preciso explicar cómo el alma percibe lo que hay fuera de ella.
No se ha supuesto nunca que la presencia del alma baste para la percepcion; solo se ha dicho que esta presencia es necesaria para que el alma perciba: si el alma no estuviese presente á las imágenes de las cosas percibidas, no podria percibirlas; pero su presencia no basta, si ella no es una sustancia viviente.
Las noches en que se acostaba temprano, reflexionaba el solitario con los ojos abiertos, viendo deslizarse la luz difusa estelar o el resplandor de la luna por los maderos entreabiertos. Era esa media hora en la que se ve todo el pasado con una percepción sobrenatural; antesala del sueño, por la que pasan los recuerdos más remotos.
Las sustancias inanimadas, aunque presentes, no perciben nada; y una sustancia viviente no es capaz de percepcion sino en el lugar donde está presente, ya lo esté á las cosas mismas como Dios á todo el universo, ya á las imágenes de las cosas, como el alma en su sensorio.
En vano reflexionó, concentrando su pensamiento. Y lo más bizarro fué que, por una misteriosa percepción, tuvo la certeza de que ella había hecho á la vez la misma descubierta. También le había reconocido, y se esforzaba visiblemente por darle un nombre y un lugar en su memoria.
Instintivamente buscó el botón eléctrico para hacer la obscuridad, y antes de perder completamente la percepción del mundo exterior oyó sus primeros ronquidos. Una luz hiriéndole en los ojos le hizo incorporarse. Vió al coronel junto á su lecho. El profundo silencio de la noche, que aún parecía más absoluto sostenido por el rumor del mar, se rasgaba á lo lejos con el jadeo de un automóvil.
Ferragut salió despedido como un proyectil, cayendo en los espumosos remolinos, y al caer tuvo la percepción de que rodaban igualmente, llovidos en el mar, hombres y toneles. Vió blancuras burbujeantes y simas negras. Se sintió empujado por fuerzas contradictorias. Unas tiraban de su cabeza y otras de sus pies en sentido inverso, haciéndole voltear como la saeta de un reloj.
Tan viva fué aquella expresión, ó tan intensa la percepción que de ella tuvo el ministro, que le pareció que permanecía visible en la obscuridad, aun después de desvanecida la luz del meteoro, como si la calle y todo lo demás hubiera desaparecido por completo. ¿Quién es ese hombre, Ester? preguntó Dimmesdale con voz trémula, sobrecogido de terror. Me estremezco al verlo. ¿Conoces á ese hombre?
Sus ojos, rehusando ver la realidad, miraban en su interior el cuadro que su imaginación inquieta les presentaba. En lugar de aquella sala de teatro, donde florecían hermosas mujeres entre terciopelo rojo, oro y brillantes, tenía la percepción de un cuarto sombrío, de la cama de su padre y bajo la luz velada de la lámpara, inclinado sobre un montón de papeles, de un rostro grave y pensativo.
Palabra del Dia
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