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Actualizado: 12 de junio de 2025
No conociendo más que el trabajo y el deber, la imperiosa necesidad de distracciones sociales no existía para él. Sin embargo, él había dicho: «Vaya a divertirse, yo estoy contento de quedarme aquí.» Pero, ¿qué pensaría de ella, de la poca vacilación que había tenido en dejar a su padre para venir al teatro? ¿Qué hago yo aquí? pensaba, ¿para qué he venido?
La sinceridad y el ardor de la pasión que había inspirado a Pepita, su hermosura, la gracia juvenil de su cuerpo y la lozanía primaveral de su alma, se le presentaban en la imaginación y le hacían dichoso. Con cierta mortificación de la vanidad reflexionaba, no obstante, D. Luis en el cambio que en él se había obrado. ¿Qué pensaría el deán? ¿Qué espanto no sería el del obispo?
Pero, volviendo un poco en sí Basilio, con voz doliente y desmayada dijo: -Si quisieses, cruel Quiteria, darme en este último y forzoso trance la mano de esposa, aún pensaría que mi temeridad tendría desculpa, pues en ella alcancé el bien de ser tuyo.
La Condesa viuda acusaba además y zahería con frecuencia a su hija, calificándola de extravagante, de soñadora, de alucinada, de acérrima enemiga de lo juicioso y de lo razonable, y de temeraria perseguidora de ideales inasequibles y absurdos. Si la Condesa viuda pensaba así de Poldy ignorando el suceso de la cigüeña, ¿qué no pensaría y qué no diría si lo supiese?
Con esto no podía transigir don Pablo Aquiles: ¡todo, menos eso! se buscaría, se pensaría, se iría a golpear a todas las puertas, y cuando todas se hubieran cerrado, entonces... y aun así, ¡quién sabe!
¿Si estaría ella prendada de Antoñuelo, y considerando que como novio no le convenía, pensaría en plantarle y en decidirse al fin por don Paco, como mejor partido y conveniencia? ¿Si titubearía ella entre su propio gusto y lo que su madre, sin duda, le aconsejaba?
Del mismo modo pensaria en otros árboles, y de ninguno lo afirmaria con asenso hasta llegar al almendro. De otro modo le sucede á Ticio, que, paseando con serenidad de ánimo, ve á Crisias su mayor enemigo, que quiso tal vez en otro tiempo quitarle la vida, y la fama.
Cualquiera pensaría, al verle tan enfadado, que me quería de veras. Andrés sonrió también enternecido. ¡Vaya si te quiero, Rosita! contestó acariciándole la mejilla.
No basta la buena intención que a ti te guía, mi fiel Simón, para fallar, con el acierto debido, pleitos de determinada naturaleza... Es la pura verdad, señor; pero cuando los números hablan... Si donde hay veinte disponibles se gastan cuarenta, resulta una falta de otros veinte. Si no te conociera, pensaría que llevabas tu atrevimiento hasta el extremo de intentar ponerme a ración... ¡Señor!...
Una sorda inquietud la molestaba hacía un momento; cómo sería interpretada su ausencia á la cita dada por Roussel. Porque era seguro que no podría ya pasearse por el parque. ¿Y qué pensaría Mauricio? ¿Supondría que le abandonaba? ¡No! eso era imposible. Pensaría que había sido vigilada, detenida.
Palabra del Dia
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