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Actualizado: 9 de junio de 2025
PELAYO. Aun no lo sabe Bien, que con un cucharón, Si la pecilga un garzón, Le suele pegar un cabe Que le aturde los sentidos; Que una vez, porque llegué A la olla, los saque Por dos meses atordidos. D. TELL. ¿Y vos? PELAYO. Pelayo, señor. D. TELL. No hablo con vos. PELAYO. Yo pensaba, Señor, que conmigo habraba. D. TELL. ¿Cómo os llamáis? LEONOR. Yo, Leonor.
Hasta el mismo Menéndez Pelayo, luego de haber examinado el ejemplar regalado por Castro a la Academia, en vista de los tipos con que esta impreso y la falta de licencia, cosa impropia del tiempo en que se supone hecho, sospecha que pueda ser esta una engañifa de bibliomano semejante a las atribuidas al Conde de Saceda, que parece hizo algo por el estilo con la Gramática de Nebrija y con los Dialogos de Pedro Mejía.
Romancero Espiritual: un tomo, 4 pesetas. Obras. Tomo I, Canciones, romances y poemas: 5 pesetas. Voces del alma: un tomo, 4 pesetas. Ejemplares de tiradas especiales de 6 á 250 pesetas. Obras de D. Juan Valera, tomo II. Historia de la literatura y del arte dramático en España, de Schack, tomo IV. Historia de las ideas estéticas en España, por D. M. Menéndez y Pelayo, tomo IV.
Y no por eso teme nadie entre nosotros que en la Montaña, en Santillana o en Santander, en la patria del mismo Pereda, de Amós Escalante y de Menéndez y Pelayo, salgan hablando, el día menos pensado, un idioma distinto. La más seria amenaza de muerte que tiene el castellano es, según dice el Sr.
SANCHO. ¿De qué lo sabes, Pelayo? PELAYO. De que nos la hubiera vuelto Cuando la hubiera gozado. Vanse. Sale el REY y el CONDE y DON ENRIQUE. REY. El cielo sabe, Conde, cuánto estimo Las amistades de mi madre. CONDE. Estimo Esas razones, gran señor; que en todo Muestras valor, divino y soberano. REY. Mi madre gravemente me ha ofendido; Mas considero que mi madre ha sido. Salen SANCHO y PELAYO.
REY. Escuchad vos, labrador: Aunque todo el mundo os pida Que digáis quién soy, decid Que un hidalgo castellano, Puesta en la boca la mano Desta manera: advertid, Porque no habéis de quitar De los labios los dos dedos. PELAYO. Señor, los tendré tan quedos, Que no osaré bostezar. Pero su merced, mirando Con piedad mi suficiencia, Me ha de dar una licencia De comer de cuando en cuando.
PELAYO. Dios lo sabe. NU
PELAYO. ¡Cómo pescuda por ellas, Y por los zagales no! Pelayo, señor, soy yo. D. TELL. ¿Sois algo de alguna dellas? PELAYO. Sí, señor, el porquerizo. D. TELL. Marido, digo, o hermano. NU
PELAYO. Soy el que dice al revés Todas las cosas que habra. SANCHO. Señor, de Nuño es criado. PELAYO. Señor, en una palabra, El pródigo soy de Nuño. D. TELL. ¿Quién? PELAYO. El que sus puercos guarda. Vengo también a pediros Mercedes. D. TELL. ¿Con quién te casas?
PELAYO. De otra manera había Un rey que Tello en un tapiz tenía: La cara abigarrara, Y la calza caída en media pierna, Y en la mano una vara, Y un tocado a manera de linterna, Con su corona de oro, Y un barbuquejo, como turco o moro. Yo preguntéle a un paje Quién era aquel señor de tanta fama, Que me admiraba el traje; Y respondióme: "El rey Baúl se llama." SANCHO. ¡Necio! Saúl diría.
Palabra del Dia
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