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Actualizado: 1 de junio de 2025


Con esto llegaron al punto en que la vereda se dividía y se separaron. Pronto nos veremos dijo el veterano. Dentro de un rato iré a ponerme a la disposición de usted y saludar a sus patronas. Dígale usted de mi parte a la Gaviota gritó Momo que me tiene sin cuidado su enfermedad, porque mala yerba nunca muere. ¿Hace mucho tiempo que el comandante está en Villamar? preguntó Stein a Momo.

La fisonomía de la calle Perú y la de la Victoria, han cambiado mucho en los veintidós años transcurridos: el centro comenzaba en la calle de la Piedad y terminaba en la de Potosí, donde la vanguardia sur de las tiendas estaba representada por el establecimiento del señor Bolar, local de esquina, mostrador democrático al alba, cuando cocineras y patronas madrugadoras acudían al mercado, y burgués, si no aristocrático, entre las siete de la noche y el toque de ánimas.

La española infantería, al recorrer por las tardes en la grata compañía de sus patronas las jaulas del establecimiento, se siente regenerada y dispuesta a habérselas con todo linaje de republicanos feroces y dañinos, mansos o amansados. Las fieras, como es lógico, conocen de vista a todos los reclutas de la guarnición, y no sólo a los reclutas, sino a sus parientes y amigos.

Triste y desconsolada se quedó Rosalía, no sólo por la ausencia de la amiga más querida, sino por su propio confinamiento, por aquel no salir, que era como un destierro. ¡Bonito verano la aguardaba, sola, aburrida, achicharrándose, sufriendo al más impertinente y cócora de los maridos, pasando, en suma, el sonrojo de permanecer en Madrid cuando veraneaban hasta los porteros y patronas de huéspedes!

Tiene cincuenta y cuatro años, y es empleado en el Ministerio de Ultramar desde los veinticinco. Todos los Gobiernos le han respetado como una rueda indispensable de la maquinaria administrativa de las colonias: soltero y mártir de las patronas. Allá en su juventud se cuenta que escribió un drama que le valió una silba y la entrada por toda la vida en el escenario de los teatros.

Verás muchas familias elegantes que no tienen qué comer. Verás gente dominguera que es la fina crema de la cursilería, reventando por parecer otra cosa. Verás también despreocupados que visten con seis modas de atraso. Verás hasta las patronas de huéspedes disfrazadas de personas, y las costureras queriendo pasar por señoritas. Todos se codean y se toleran todos, porque reina la igualdad.

Palabra del Dia

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