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Actualizado: 14 de junio de 2025


Supongamos que en el universo no hubiese ningun ser sensitivo; no pareceria á nadie lo que ahora, en el órden de la sensibilidad; pues faltando los seres sensitivos, faltarian sus representaciones: entonces ¿qué seria el mundo? aquí un gran problema de metafísica. Esto es cierto; á no ser que queramos atribuir imaginacion y sensibilidad á los espíritus puros, y hasta al mismo Dios.

Un resto, con todo eso, del antiguo ceremonial que en su trato tenían adoptado nuestros padres, me obliga a aceptar a veces ciertos convites, a que parecería el negarse grosería, o por lo menos ridícula afectación de delicadeza. Andábame días pasados por esas calles, a buscar materiales para mis artículos.

Julián se detuvo en lo alto de la escalera, contemplando las prácticas supersticiosas, que se interrumpirían de seguro si sus zapatillas hiciesen ruido y delatasen su presencia. Si él conociese a fondo la tenebrosísima y aún no desacreditada ciencia de la cartomancia, ¡cuánto más interesante le parecería el espectáculo!

Un amigo del señor de Pavol dijo en broma un día que a los veinticinco años se parecería rasgo a rasgo a Juno; el nombre le quedó. Mi admiración por mi espléndida prima se trocó en verdadera pasión y mi tío se divertía con mi encariñamiento y mi entusiasmo. ¿No has visto nunca mujeres lindas, sobrina? No he visto nada; como que he pasado mi vida en un desierto.

Mientras Isidora hacía estas y otras observaciones, notaba que algunas de las elegantes cofrades eran miradas tenazmente por los caballeretes, y que ellas solían mirarlos también con afectada distracción, de donde vino a considerar que si tanto flechazo de ojos dejase una raya en el espacio, el interior de la iglesia parecería una gran tela de araña. ¡Mísera humanidad! Tercera tarde.

Todo eso replicó D. Prudencio me parecería muy bien si para dejarme frío no acudiese á mi mente esta frase proverbial: que no puedes, llévame á cuestas. No bastan doscientos mil soldados para acorralar y domar á los mulatos y negros cimarrones, y sueña usted con que basten cien mil para llegar al Capitolio de la Gran República.

Ahora, que la lección le sirva de escarmiento y que haya su sermoncito con espantos para arreglar a él la conducta venidera, ya es distinto, y hasta me parecería muy al caso; pero, esto ¿qué le quita a usted ni qué le pone? Leto, con la cabeza baja, se atusaba las barbas, miraba al suelo sin ver lo que tenía delante de los ojos, y no daba señales de convencerse.

Y el gran lazo que la sostiene es, por una incomprensible contradicción, aquello mismo que parecería destinado a disolverla; es decir, el egoísmo.

De otro modo, ¿por qué parecería algo intimidada y cuidaría de no volver la cabeza mientras que le murmuraba a su padre Silas breves frases relativas a los que estaban y a los que no estaban en la iglesia y a la belleza del fresco rojo de la montaña que se asoma tras del muro del presbiterio?

Mas para mostrarlo mejor, figurémonos que Dios hubiese hecho al mundo no mas que de la grandeza de una naranja, y que hubiera colocado en él á los hombres tan pequeños, que tuviesen con aquel mundo la misma proporcion que hoy tenemos con este que habitamos; en tal caso es cierto, que el mundo que aquellos hombres habitarian les pareceria tan grande como nos parece á nosotros el nuestro, y lo sería si se considerase segun la proporcion que tenia con ellos, pero no en la realidad.

Palabra del Dia

rigoleto

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