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Actualizado: 28 de julio de 2025
En aquella iglesia fuéron sepultados los restos de la Santa, á quien Paris debió tres veces su salvacion, y la fe y la gratitud que inspiraba aquel nombre, hizo olvidar la primitiva advocacion de los santos apóstoles. La veneracion pública dió al templo de Clovis el nombre de Santa Genoveva. Vienen los normandos en el año 887, y la iglesia de Santa Genoveva fué presa de las llamas.
Volvió al chalet, y entró en su dormitorio, donde tenía recado de escribir; escribió una carta, y guardándosela en el pecho bajó las escaleras a brincos, y tomó a buen paso hacia la calle principal. Anochecía; encendíanse los primeros faroles, y se esparcían por el arroyo los pilluelos, niños de coro de la civilización, voceando los periódicos recién llegados de Paris.
Y hablaba de las Alcaparronas, unas gitanas bailadoras que daban golpe en París y en muchas ciudades de Rusia, cuyos nombres no podía recordar el aperador.
La gente necesitaba pensar en su propia suerte; el peligro no dejaba tiempo para mirar el exterior. ¡Pobres vírgenes locas! ¡Infelices muñecas de París arrebatadas por la tempestad cuando daban vueltas y sonreían con sus bocas pintadas, á los sones de una cajita de música!...
Apenas habrá un espectáculo más original, más extraño y curioso, que estudiar una poblacion como Paris desde la portezuela de un carruaje. Cada calle nueva, cada nueva plaza, cada barrio distinto, cada diferente localidad, se nos presenta como si fuese un lienzo que se va desdoblando de un interminable panorama.
Por último, no debo escatimar al nobilísimo edificio que hemos visitado, ya que somos deudores de tan gratos recuerdos, un elogio que, á mi modo de ver, significa mucho. Despues de estar poetizada Nuestra Señora de Paris por el genio de Víctor Hugo, que es un gran genio, Nuestra Señora de Paris parece poética. Hemos resuelto no salir á la calle para comer.
Los dos tenían en su diestra la calabacita llena de mate, y chupaban el líquido oloroso con un canuto de plata llamado «bombilla». Apenas se daba cuenta la mestiza por el burbujeo de los canutos de que escaseaba el líquido, corría á un fogón inmediato, trayendo la «París», tetera de agua hirviente, para llenar á chorro las dos calabacitas repletas de hierba mate.
Estamos en casa á las diez y media, despues de siete horas de fiacre. Mi mujer dice que nuestro gran viaje comenzó al llegar á Paris. Tambien tiene razon. Las mujeres tienen razon en muchas cosas. Yo acabo esta revista cerca de la una, y así doy fin al dia tercero. =Día cuarto=. Artículo, recuerdos, pesares.
A las veinticuatro horas todos fingían haber recibido telegramas llamándoles con urgencia á París, y el mismo dueño, pasados unos meses, dejó su casa al cuidado de un conserje para que la enseñase como un museo. Miguel amaba la arquitectura presente, cuyas catedrales son las «galerías de máquinas» y las grandes estaciones de ferrocarril.
Palabra del Dia
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