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Actualizado: 14 de mayo de 2025


El vehículo era un inmenso cajón: los de los días gordos estaban adornados con placas de carey. Por lo común las paredes de los ordinarios eran de nogal bruñido, ó de caoba, con finísimas incrustaciones de marfil ó metal blanco. En lo profundo de aquel antro se veía el nobilísimo perfil de algún prócer esclarecido, ó de alguna vieja esclarecidamente fea.

Mientras acontecían, en sueño o en realidad los poco ordinarios sucesos que quedan referidos, la Princesa Venturosa, fatigada de tanto llorar, estaba durmiendo tranquilamente, y aunque eran ya las ocho de la mañana, hora en que todo el mundo solía estar levantado y aun almorzado en aquella época, la Princesita, sin dar acuerdo de su persona, seguía en la cama.

¿Yo recado de nadie, señor mío? -respondió la dueña-. Mal me conoce vuestra merced; , que aún no estoy en edad tan prolongada que me acoja a semejantes niñerías, pues, Dios loado, mi alma me tengo en las carnes, y todos mis dientes y muelas en la boca, amén de unos pocos que me han usurpado unos catarros, que en esta tierra de Aragón son tan ordinarios.

Hizo Bou muchos millares de etiquetas para almacenes de vinos, tarjetas de anuncios, cartelillos de tres o cuatro tintas y cromos ordinarios para cajas de fósforos. ¡Qué iniciativa la suya! Fue el primero que imaginó hacer en gran escala las cenefas con que adornan las cocineras los vasares.

Además, era demasiado inteligente para seguir los vicios ordinarios chinos de robar, o de mentir mecánicamente. Sea cual fuere la doctrina que practicase, no tenía otro guía que su razón. Opino que no le faltaba sensibilidad, aunque era casi imposible alcanzar de él expresión alguna que la diera a conocer, y debo confesar en conciencia, que tenía apego a los que eran buenos para con él.

Mi tío y yo, como lo solíamos hacer a menudo, cenamos en la perezosa: él su correspondiente ración de leche, alimento único que te había prescrito Neluco últimamente, por convenir tanto a su invencible inapetencia como a la índole de su enfermedad, y yo los ordinarios condumios de Tona y de su madre, a los que se había ido haciendo mi estómago agradecido.

Palabra del Dia

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