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Actualizado: 18 de octubre de 2025
Mejor es que duerman. ¡Para oír lo que se canta en este coro! Ahí está Cristóbal Morales, que hace tres siglos fue maestro de capilla en esta catedral y veinte años antes que Palestrina comenzó la reforma de la música. En Roma compartió la gloria con el famoso maestro. Su retrato está en el Vaticano, y sus Lamentaciones, sus motetes, su Magnificat, duermen aquí olvidados hace siglos.
Lubimoff hasta tiene la sospecha de que uno de sus duelos fué por esta patrona de casa de huéspedes. Los restos de su fortuna le proporcionan una renta para vivir en modesto bienestar. Será uno más entre los náufragos que se retiran á la Costa Azul para acordarse, bajo las palmeras, de sus triunfos olvidados. Su viejo ayuda de cámara le acompañará en este destronamiento.
Aquí estamos olvidados y hechos unos salvajes continuó don Roque ; pero esto no es mas que la Patagonia, y hace unos años nada más que empezó en ella la civilización. En cambio, compañero, ¡cómo ha adelantado el resto de nuestro país en menos de medio siglo!... ¡Pucha! ¡Qué cosa bárbara!
En aquel tiempo los Turcos, no olvidados aún de las costumbres de los Scitas, de quíen se precian suceder, vivian la mayor parte, y la más belicosa en la campaña, debajo de tiendas y barracas, mudándose según la variedad del tiempo, y comodidades de la tierra.
Después de nuestro viaje a Trembles, y sobre todo desde nuestro regreso a París, había adoptado el temperamento de dejarme proceder sin tutela fuera la que quisiera su opinión respecto de mi conducta. Eran ya las tres o las cuatro de la madrugada. Estábamos como olvidados en un saloncito en donde algunos jugadores obstinados se retardaban todavía.
Ahora estoy en uno de los rincones más olvidados de la tierra, llevando una existencia casi igual á la de las gentes que vivieron en los primeros tiempos de la Historia. ¡Y todavía me censura usted!... Robledo se excusó. Yo soy su amigo, el amigo de su marido, y lo único que hago es avisarla al verla marchar en mala dirección. Considero peligroso el juego que se permite usted con esos hombres.
En tiempo de paz, Chichí había admirado algo á este personaje «Es guapo decía pero con una sonrisa muy ordinaria.» Ahora todos sus odios los concentraba en él. ¡Las mujeres que lloraban por su culpa á aquellas horas! ¡Las madres sin hijos, las mujeres sin esposo, los pobres niños abandonados ante las poblaciones en llamas!... ¡Ah, mal hombre!... Surgía en su diestra el antiguo cuchillo de «peoncito», una daga con puño de plata y funda cincelada, regalo del abuelo, que había exhumado de entre los recuerdos de su infancia, olvidados en una maleta.
La actitud de la familia cambió de pronto. Maltrana permaneció en su cuarto, sin que le llamasen. Los parientes registraban e inventariaban por su propia cuenta, olvidados de él. Cuando le veían, su mirada era dura, sus palabras agresivas, como si quisieran vengarse de una vez de la adulación con que le trataron antes, del miedo que les había inspirado.
A fines de Abril, olvidados ya todos los temores, Manila solo se ocupaba de un acontecimiento. Era la fiesta que don Timoteo Pelaez iba á dar en las bodas de su hijo, de quien el General, gracioso y condescendiente, se prestaba á ser el padrino. Decíase que Simoun había arreglado el asunto.
Recordé cosas y sucesos pasados; evoqué memorias dolorosas de la niñez, pesares y amarguras infantiles; los tristes días de colegio, las melancolías del primer amor. Uno a uno desfilaron delante de mí parientes cariñosos, fieles servidores, amigos nunca olvidados.
Palabra del Dia
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