Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 14 de mayo de 2025
Caminábamos al paso de nuestras cabalgaduras; muchas veces parecía que se olvidaba él que yo le acompañaba, para seguir como adormecido el monótono andar de su caballo escuchando el golpeteo de las herraduras sobre los cantos rodados de la costa.
Así es que puedes presentar ese joven a Antoñita por medio del señor de Mengis y si le place... ¡Ah! ¡qué olvidadizo soy! exclamó Amaury, dándose una palmada en la frente. Está visto que unos meses de ausencia han bastado para hacerme perder por completo la memoria. Olvidaba que Leoncio juró vivir y morir en el celibato.
Todo lo despreciaba y olvidaba contemplando sus tierras. Y Batiste sentíase poseído de un dulce éxtasis al verse cultivador en la huerta feraz que tantas veces había envidiado cuando pasaba por la carretera de Valencia á Sagunto.
En cuanto a Pilar, ufana con el cambio, olvidaba las miserias pasadas junto a la máquina de coser, las veladas fatigosas, los madrugones constantes, la visita, noche a noche, de registros, a entregar o recibir los pantalones de paño y los chalecos de bayeta.
Olvidaba el infeliz que ya no habia en toda la España musulmana ni un solo estado que pudiese aventurarse á luchar con las tropas de Castilla, ni un solo cadí que supiese acallar su ambicion en beneficio de su patria. Confió, pero sin fruto: vió que todos los dias se aumentaban sus enemigos, nunca sus soldados.
Y al ver que se aproximaban otros amigos, olvidaba a los burlones y seguía repitiendo: ¡Na; que no hoy mas que un hombre!... ¡El primero del mundo! ¡Y el que no lo crea que abra el pico... que aquí estoy yo! La boda de Gallardo fue un gran suceso.
No hacía oportunamente las sacas del tabaco, no iba al sello cuando debía, se le olvidaba escoger los peninsulares, y hasta llegó a tomar moneda falsa. Tal era su situación cuando recibió las dos cartas de Cristeta. Leyó primero la que le iba destinada, y en seguida ocultó la otra, temeroso de que doña Frasquita la viese.
Pero luego se olvidaba con la conversación. Doña Pepita dijo que su hija había tenido el capricho de aprender la guitarra é incitó a Rosita para que cantara. Sí, canta dijeron las demás muchachas. Sí, cante usted añadió Zalacaín.
Pero antes de entrar, una de las viejas, robusta y venerable vecina, que revelaba en su semblante bondadoso una gran pena, detuvo al cura, y le preguntó en voz baja: Hermano cura, ¿lo ha visto Vd. por fin? ¿Está más aliviado? ¿vendrá esta noche? ¡Ah! sí, Gertrudis, respondió el cura; se me olvidaba ... lo ví, hablé con él, está triste, muy triste; pero vendrá, me lo ha prometido.
Aunque tanto quería a su confesor, Ana muchas horas le olvidaba por completo como a todas las cosas del mundo.
Palabra del Dia
Otros Mirando