Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 4 de mayo de 2025
En su impotente rabia mordíase las manos y se tapaba los oídos, temiendo que la sangre le cegase y llegase a cometer algún delito que comprometiera la vida de su hija. Como ya dijimos, la muchedumbre, no contenta con prodigarles injurias, trató asimismo de arrojarse sobre ellos brutalmente. Un chicuelo dio la señal lanzándoles un pedazo de naranja.
Esta explicación me produjo la fastidiosa sensación, que causan los mosquitos rondando alrededor de nuestros oídos cuando dormimos: nos incomodan sin turbarnos completamente el sueño.
Esta última injuria, que recordaba a D. Luis la falta de su nacimiento y caía sobre el honor de la persona cuya memoria le era más querida y respetada, no acabó de formularse, no acabó de llegar a sus oídos.
15 Yo les mostraré maravillas como el día que saliste de Egipto. 16 Los gentiles verán, y se avergonzarán de todas sus valentías; pondrán la mano sobre su boca, ensordecerán sus oídos. 17 Lamerán el polvo como la culebra; como las serpientes de la tierra, temblarán en sus encierros; se despavorirán del SE
35 Luego fueron abiertos sus oídos, y fue desatada la ligadura de su lengua, y hablaba bien. 37 Y en gran manera se maravillaban, diciendo: Bien lo ha hecho todo; hace a los sordos oír, y a los mudos hablar. 1 En aquellos días, como otra vez hubo gran multitud, y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos, y les dijo:
La muchacha ingenua y sencilla se puso más roja de lo que era: por primera vez, en su vida, sintió en los oídos el palpitar acelerado y martillante de su propio corazón y, como en un desvanecimiento extraño, tuvo la visión fugaz de una hermosa casa de campo en cuya puerta un carruaje esperase a su dueña...
Un poco de silencio, un poco de reposo; que no se hable de ella, que los periódicos no repitan su nombre más, que cuando vaya por la calle nadie vuelva la cabeza para mirarla: la exclamación admirativa: «Ahí va la Duse...» que antes llenaba sus oídos de orgullo, ogaño la asusta y la hiere, y es para su pobre alma desilusionada, un azote.
Dió oidos á sus razones este atrevidisimo i famoso guerrero; mas antes de empeñar su palabra i su gente en esta empresa, comenzó á hacer secretas averiguaciones por medio de los judíos que estaban avecindados en Africa, i que continuamente se carteaban con los españoles.
Los demás Castelvines descubren mientras tanto á Roselo, y lo traen prisionero para saciar en él su sed de venganza. Antonio, sin embargo, pensando todavía en la voz que ha resonado en sus oídos, abraza á Roselo, y le cuenta su visión. Aplácanse todos al escucharlo.
¡Pshe! respondió don Claudio después de meditar un instante y comprendiendo, por el tono de la pregunta y por el aire de Bermúdez al hacerla, adónde iba a parar éste con el asunto en aquella ocasión ; algo, algo, no era difícil de notar: ya ve usted, a perro viejo... Pero cuando me convencí de que lo había, y mucho, quizá sin haberlo notado ninguno de los dos, fue cuando él, espantado con la idea de que pudiera llegar a oídos de usted la noticia del suceso que Nieves le ha referido hoy, me buscó para referírmele a mí en el mayor secreto, ¡Qué cosas adiviné entonces, don Alejandro! y francamente, ¡qué grandes y qué hermosas y cuán de admirar en aquel noble y valiente muchacho!
Palabra del Dia
Otros Mirando