Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 2 de junio de 2025
Fué al fin descubierto en 1558, con otras muchas importantes personas, que pagaron con sus vidas en las hogueras, y permaneció antes largos meses preso, siendo al fin condenado por el tribunal odioso.
Esta es mi norma, y debía ser también la suya. ¡Pero él la olvidó!... Ferpierre comenzaba a comprender. ¿Quiere usted decir que no era por el amor de usted que había dejado de contribuir al triunfo de la causa, sino por la Condesa? Sí. ¿Por qué estaba entonces en Zurich, junto con usted, y no con ella? Por que sabía que la era odioso, pero quería hablar de ella con alguien.
Durante un minuto tuvo miedo y quiso renunciar al papel que se había propuesto representar; pero su oficio de profesor era tan odioso para él, tan monótono y aburrido, que le gustaba, aunque sólo fuera por un rato, cambiar de pellejo.
Ella tenía las llaves en su poder, y deseaba hacer esto antes de que ese hombre odioso ocupase su puesto. Esta indicación, inventada evidentemente como excusa, me pareció que debía efectuarse sin más demora; pero era tan claro que deseaba ir sola, que al principio vacilé ofrecerle mi compañía.
Lo que más me complace continuó Pinilla es que cae también el joven Bozmediano, que también se ha metido á político, educado por su padre. ¡Bozmediano! Sí; es un hombre tan odioso para mi, que me parece que si no le veo ensartado me muero de un berrinche. ¿Y qué le ha hecho á usted? Ahí tuvimos una pendencia en Lorencini. Reñimos. Fué por un discurso mío; es cuento largo.
Por esta razón y porque nadie podía disputar a Presentación el premio de la belleza, aquélla continuó imperando despóticamente entre los jóvenes invitados. Su caballero era siempre el odioso Grass, como observaba cada vez con mayor encono Timoteo. Pero de vez en cuando dirigía intensas miradas del lado de Godofredo Llot. Esto no lo observaba Timoteo.
Creía inocentemente que al terminar el pleito cambiaría su suerte, que Clementina, no necesitando ya al ministro, volvería de nuevo a ser enteramente suya, sin aquel odioso reparto que le entristecía aún más que le avergonzaba. Sus esperanzas se desvanecieron como el humo.
Se representó el porvenir más odioso que una imaginación de mujer pudiese concebir. Una rival elegida por ella le robaba su amante y su hijo, sin tener para ello que cometer ningún crimen, sin intriga, sin cálculo de su parte, con el apoyo de todas las leyes divinas y humanas. No obstante, recobró algo de su valor al pensar que el doctor quería, piadosamente, ocultar la verdad a la duquesa.
Por otra parte, Margarita, que iba sola en casa de Marta, mujer poco escrupulosa y que a todo se prestaba, ¿qué necesidad tenía de infundir a su madre sueño profundo? Se nos dirá que el infanticidio es peor; que el infanticidio es el más odioso de los crímenes; pero el infanticidio era necesario para motivar el suplicio de Margarita, cuya bondad queda a salvo merced al delirio.
De todas suertes la mataba. Pero, aunque no la matase, ¿no sería cualquiera de estos procederes míos cien veces más vil y más odioso que todos los pecados juntos de la marquesa, suponiéndolos ciertos y comprobados? ¡Y mi padre, tan honrado y tan bueno, no lo ve así! ¿En quién estará la ceguera?... En él, en él solo, que no ha meditado el caso «en frío y con calma», como quiere que yo lo medite y como, ya lo estoy meditando... También él le meditará así, y entonces estaremos de acuerdo los dos. ¿Pues no hemos de estarlo!
Palabra del Dia
Otros Mirando