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Actualizado: 24 de mayo de 2025


La ansiedad evidente de aquel hombre, que parecía llevar oculta preciosa carga y el aspecto de su compañera despertaron el interés de los dos jóvenes ingleses que los seguían á dos pasos de distancia. ¡Ánimo, hija mía! exclamó el desconocido en lo que parecía ser uno de los dialectos de aquella región. Cien pasos más y lo ponemos en salvo.

Al bajar la escalera, estrecha y oscura como boca de lobo, zumbábanle a Amparo los oídos y apretaba convulsivamente la carta, llevándola oculta bajo el mantón. La oprimía como oprimiría un puñal, con vengativo empeño y no sin cierto interior escalofrío.

Mi tío parecía distraído, y yo, temiendo contrariarle, me contentaba con mirarle de vez en cuando a hurtadillas. »Está muy cambiado, aunque para las personas indiferentes tal vez pasaría inadvertido este cambio. Pero a no se me oculta: yo veo más arrugas en su frente, menos brillo en su mirada y más preocupación en toda su actitud.

Corre y se oculta, porque tiene miedo de algo que hay en tu pecho. Mira ahora: allí está jugando, á una buena distancia de nosotros. Quédate aquí, y déjame correr á para cogerla. Yo solamente soy una niña. No huirá de porque aun no llevo nada sobre mi pecho. Y espero que nunca lo lleves, hija mía, dijo Ester.

Después que se alejan el Rey y Roberto, expresa el Condestable, en frases apasionadas, los diversos sentimientos que lo agitan, y su confusión se hace mayor cuando se abre de repente ante sus ojos la entrada oculta en la pared, y se presenta una criada que trae una carta de Blanca para el Rey. Se apodera de ella y sabe, al leerla, que Blanca se ha casado sólo por vengarse.

Un soldado se complace en enseñar sus cicatrices; el gaucho las oculta y disimula cuando son de arma blanca, porque prueban su poca destreza, y Facundo, fiel a estas ideas de honor, jamás recordó la herida que Dávila le había abierto antes de morir. Aquí termina la historia de los Ocampos y Dávilas, y de La Rioja también. Lo que sigue es la historia de Quiroga.

También fué una triste transformación la que experimentó su hermosa y espléndida cabellera que, ó había sido cortada, ó estaba tan completamente oculta bajo su gorra, que ni siquiera se alcanzaba á ver uno solo de sus rizos.

Tenía los sesos revueltos y deslumbrados con sus grandes síntesis históricas, lo cual le ayudó no poco a soportar aquel golpe. Procuró, sin embargo, que su yerno no se enterase de la noticia. No tenía la misma confianza en la elevación de su espíritu y en la amplitud de sus miras. Algunos días estuvo oculta. Al cabo corrió por la población sin saber quién la trajera.

Y Aresti, siempre irónico y zumbón, se exaltaba hablando. Latía en sus palabras el odio á la influencia oculta que había truncado su vida, hiriéndolo en sus afectos de hombre pacífico, impidiéndole constituir una familia.

Las arpas y violines daban al ambiente un temblor patético y servían de fondo á las conversaciones, como los vagos murmullos de una orquesta oculta realzan en el teatro la salmodia de los versos melancólicos, arrancando lágrimas. Comieron con el apetito nervioso que proporciona la alegría.

Palabra del Dia

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