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Actualizado: 14 de julio de 2025
A su regreso cuenta haber visto una gran sábana de agua, libre de hielos, y alrededor aves, que al parecer hallaban abrigo en ese clima no tan rudo. Era cuanto se necesitaba para hacer cobrar aliento al célebre navegante.
Además, había el coro femenil, brillantemente vestido y con las piernas libres; las tiples abundantes en carnes y ligeras de ropa; un desfile de mallones rosados y voluptuosas redondeces que alegraba la imaginación del navegante, sin hacer olvidar los deberes de la fidelidad. A la una de la madrugada, cuando volvía al buque por los muelles solitarios, habían intentado asesinarle.
Aquella noble vida se había extinguido a los cuarenta y cuatro años de edad, después de veintinueve de honrosos servicios en la armada, como sabio, como militar y como navegante, pues todo lo era Churruca, además de perfecto caballero.
Años adelante, al conocer con su precocidad de muchacho poco vigilado las relaciones que existen entre hombres y mujeres, presintió que todas estas lágrimas debían ser motivadas por ligerezas é infidelidades del lejano navegante. El adoraba á su madre con una pasión de hijo único y mimado, pero no admiraba menos al capitán, excusando todas las faltas que pudiese cometer.
Cuando murió su madre, Ulises quedó indeciso ante el porvenir, no sabiendo si continuar su vida de navegante ó emprender otra completamente nueva.
Allí, en un espacio grande como los cuatro continentes dice Maury, los pólipos fabrican concienzudamente los millares de islas, bancos y arrecifes que cortan poco á poco ese mar; escollos, hoy día, peligrosos y maldecidos del navegante, pero que remontando, uniéndose á la larga, constituirán un continente, y ¿quién sabe? después de un cataclismo, el refugio del linaje humano. El pulso del mar.
Morsamor se sentía también más a gusto que en tierra, lleno de esperanzas y forjando en su mente los más audaces y ambiciosos planes. En cuanto a Tiburcio eran de maravillar sus conocimientos náuticos, su alegre humor y su útil actividad a bordo. Por la traza seguía pareciendo mancebo de menos de veinte años, mas por las acciones podría suponérsele viejo y experimentado navegante.
En la vanguardia de Brest, en Saint-Mattbieu, en Penmark, en la isla de Sen, se ostentan luces distintas que resplandecen por minutos y aun por segundos, gritando al navegante: «¡Atención! Observa esa roca... Huye de ese escollo... Vira hacia aquí... ¡Perfectamente!... ya estás en el puerto.»
Palabra del Dia
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