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Actualizado: 29 de junio de 2025
Hay en el naturalismo de Dafnis y Cloe una condición sobrenatural ó fantástica que cambia su condición. El dios Amor, el dios Pan y las Ninfas, por no interrumpida serie de milagros, conservan inocentes á los dos partorcillos, hacen que se amen, los dotan de hermosura más que humana, que no marchitan las inclemencias del cielo: ni los vientos, ni el sol, ni el calor, ni el frío.
Vino luego el romanticismo y declaró romántico a Homero. Y yo no dudo que los más acérrimos naturalistas del día dejen de citar la Iliada, como dechado y modelo del más admirable naturalismo.
La hermosa aparición llegaba hasta él por fin, y le arrebataba entre sus brazos por los espacios azules. Otras, navegaba en frágil barquilla por la superficie del Océano. Estos ensueños de dicha, versificados con facilidad y adornados de cierto naturalismo poético, causaban alguna inquietud a los padres de familia. Periquito comía cada día más, y estaba cada vez más flaco.
Creían que el Naturalismo substituía el Diccionario usual por otro formado con la recopilación prolija de cuanto dicen en sus momentos de furor los carreteros y verduleras, los chulos y golfos más desvergonzados. Las personas crédulas y sencillas no ganan para sustos en los días en que se hizo moda hablar de aquel sistema, como de una rara novedad y de un peligro para el arte.
Este es el sistema dominante de nuestros dias, explicado con el nombre de Naturalismo, y el mas pernicioso, porque el Atheismo, Deismo, y Materialismo caminan con sus errores á cara descubierta: los Naturalistas los siguen con disimulo.
Era tan sólo novedad la exaltación del principio, y un cierto desprecio de los resortes imaginativos y de la psicología espaciada y ensoñadora. Fuera de esto el llamado Naturalismo nos era familiar a los españoles en el reino de la Novela, pues los maestros de este arte lo practicaron con toda la libertad del mundo, y de ellos tomaron enseñanza los noveladores ingleses y franceses.
Entiéndase, pues, que la palabra realidad se toma aquí en su acepción vulgar de realidad del hecho. Luego veremos si en algún caso puede, aun dentro de la ortodoxia de la escuela, detenerse en los hechos el arte. Disputan algunos si hay o no verdadera diferencia entre los términos realismo y naturalismo.
Pero tal solución, en fuerza de ser sencilla y de ser generalísima, es nula, porque borra todas las diferencias históricas, merced a las cuales viven cabalmente y medran, siendo igualmente necesarios para el progreso del arte el llamado idealismo y el llamado naturalismo o realismo.
«Entonces serás lo que debes ser por tu natural condición y por las cualidades que posees desde el nacer. ¡Infeliz!, has nacido en medio de una sociedad cristiana, y ni siquiera eres cristiana; vive tu alma en aquel estado de naturalismo poético, sí, esa es la palabra y te la digo aunque no la entiendas... en aquel estado en que vivieron pueblos de que apenas queda memoria.
«Al lado de la enérgica vitalidad que en aquel fin de siglo mostraba la escultura, produciendo obras que antes ni después han sido igualadas en nuestro suelo, parecen pobre cosa los primeros conatos de la pintura, oscilante entre los ejemplos del arte germánico y los del italiano, y más floreciente en la corona de Aragón que en la de Castilla, como lo prueba la famosa Virgen de los Conselleres, de Luis Dalmau, memorable ensayo de imitación del primitivo naturalismo flamenco.
Palabra del Dia
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