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La duquesa salió entonces a la palestra, y con habilidad mujeril disparó el más certero saetazo, sirviéndole de ballesta una mentira muy gorda. Después de todo dijo , no hay que apurar mucho a Curra, porque si ella no puede dar el baile, Isabel Mazacán se compromete a darlo... El tiro dio en el blanco, y Currita soltó al pronto la prenda.

Jactábase de su inapetencia mujeril haciendo de ella una estupenda virtud; pero no necesitaba andar a cachetes con el demonio para triunfar. Las embestidas del sillón eran simplemente un hábito de confianza, adquirido con el uso del secreto penitenciario.

Las acusaciones de impiedad no la hicieron en un principio gran efecto; pero cuando Tirso las presentó como causa de los males sufridos y promesa de castigos eternos, su debilidad mujeril cedió al empuje del creyente. Lo que peor la sentó, fue la amenaza de que hablaría con Pepe.

Eran cabezas morenas o verdosas con grandes ojos de dramática expresión; vírgenes cobrizas con el pelo brillante y aceitoso partido por una raya que iba ensanchando cada vez más la rudeza del peine. Los hombres deteníanse un momento en la puerta para colocarse sobre la rapada cabeza, con luengos rizos en su parte delantera, el pañuelo que llevaban bajo el sombrero, a uso mujeril.

Aquí subieron de punto la consternación y el asombro del padre vicario. Si el santo de su mayor devoción hubiera sido arrojado del altar y hubiera caído a sus pies, y se hubiera hecho cien mil pedazos, no se hubiera el vicario consternado tanto. Todavía miró a Pepita con incredulidad, como dudando de que aquello fuese cierto y no una alucinación de la vanidad mujeril.

Ada, ant. por fada hada. Alhaja pequeña ó juguete mujeril. Estar ó ir hecho un brinquiño, ir muy compuesto y adornado. Viaje entretenido, de Rojas, tomo I. Madrid, 1793, pág. 87-93. Según dice Pedraza, Historia eclesiástica de Granada. Dice este historiador en la pág. 42: «Casa del Carbón.

La perspicacia mujeril la prestó adivinación, y la niña fue advirtiendo que aquel hombre tenía repartido su corazón entre un amor naciente y otro sentimiento más vivo, más avasallor y poderoso.

Tome Vd. asiento, y tenga la bondad de decirme en qué puedo servirle. Vengo, señorita, a tratar un asunto de la mayor importancia y al decir esto se sentó, algo cohibido por el aspecto de aquella habitación, que parecía impregnada de cierto encanto mujeril para él desconocido.

Así sois todos los artistas: ¡siempre poetas! respondió el comisionista . Por mi parte, si no me engañan la gracia de ese hombre, su pie mujeril y bien plantado, y la elegancia y el perfil de su cintura, le califico desde ahora de torero. Quizá sea el mismo Montes, que tiene poco más o menos la misma catadura, y que además es rico y generoso.

Estos consejos no tenían término, y si se tomara acta de ellos, ofrecerían un curioso registro enciclopédico de esta pasión mujeril que hace en el mundo más estragos que las revoluciones. Las dos hablaban en voz baja para que no se enterase Bringas, y era su cuchicheo rápido, ahogado, vehemente, a veces indicando indecisión y sobresalto, a veces el entusiasmo de una idea feliz.