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Actualizado: 14 de junio de 2025


Bueno es que advierta yo aquí, para que mi erudición no te sorprenda, que mi prurito de enseñar ha estimulado mucho mi prurito de estudiar y de saber, desde que en el Retiro de Camoens nos conocimos y tratamos íntimamente. No te maraville, pues, que yo me muestre en algunas ocasiones algo erudita.

Y luego, dice: "muestre los recados, Que tiene por firma Licenciado, Y de Dean tambien, pues prebendados Nombrar solo á el Rey se lo ha dejado." Estando sobre aquestos muy trabados, La cosa á tal estremo hubo llegado, Que por fuerza el Dean se determina Partir para el Perú, y ya camina.

Sea efecto de la educación o de la naturaleza, lo cierto es que mientras al hombre, por lo general, le enoja saber que su mujer, su novia o su querida ha tenido otros amores, a la mujer le encanta y enamora más saber que su marido o su amante los tuvo. Y esto por recatada que ella sea y por celosa que se muestre.

Con solo ver que vas, pondrá un espanto A la barbara gente, que adivino Yo desde aqui su perdida y quebranto. Quién dubda que el real pecho benigno No se muestre, en oyendo la tristeza Donde están estos miseros contino? Mas ay! como se muestra la baxeza De mi tan rudo ingenio, pues pretendo Hablar tan baxo ante tan alta alteza. Mas la ocasion es tal, que me defiende.

Voy a penetrar, no ya como mero historiador, sino como novelista, así en los más apartados rincones de la casa de Rafaela, como en el centro más recóndito de su alma; pero por ningún estilo quiero fingir nada, y sólo penetraré en las profundidades donde el novelista penetra, cuando lo que yo muestre en dichas profundidades sea tan lógica consecuencia de la verdad históricamente demostrada que no pueda menos de ser también la verdad.

GOBERNADOR. Señor regidor Juan #Tostado#, yo determino, debajo de su buen parecer, que esta noche se despose la señora Teresa #Tostada#, su hija, de quien yo soy padrino, y en regocijo de la fiesta, quiero que el señor Montiel muestre en vuestra casa su Retablo. JUAN. Eso tengo yo por servir al señor Gobernador, con cuyo parecer me convengo, entablo y arrimo, aunque haya otra cosa en contrario.

De su embelesamiento le volvió Sancho Panza, diciéndole: -Señor, las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres; pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias: vuestra merced se reporte, y vuelva en , y coja las riendas a Rocinante, y avive y despierte, y muestre aquella gallardía que conviene que tengan los caballeros andantes. ¿Qué diablos es esto? ¿Qué descaecimiento es éste? ¿Estamos aquí, o en Francia?

Mira, Berganza, grandísimo disparate sería creer que la Camacha mudase los hombres en bestias; todas estas cosas y las semejantes son embelecos, mentiras o apariencias del demonio; y si a nosotros nos parece ahora que tenemos algún entendimiento y razón, pues hablamos siendo verdaderamente perros, o estando en su figura, ya hemos dicho que éste es caso portentoso y jamás visto, y que aunque le tocamos con las manos no le habernos de dar crédito, hasta tanto que el suceso dél nos muestre lo que conviene que creamos. ¿Quiéreslo ver más claro?

Es extravagante, es y no puede menos de ser ridículo, que la escultura, el arte divino de Miguel Angel, se nos muestre en un escaparate de confites. Pero, lo tendré que decir mil veces: cuando llega la hora de ganar dinero á trueque de un efecto cómico, los franceses no respetan á emperadores, ni á pontífices, ni á Miguel Angel, ni á nadie del mundo.

A cuyos ofrecimientos abrió Sancho los ojos y las orejas de un palmo, y dio consentimiento en su corazón a azotarse de buena gana; y dijo a su amo: -Agora bien, señor, yo quiero disponerme a dar gusto a vuestra merced en lo que desea, con provecho mío; que el amor de mis hijos y de mi mujer me hace que me muestre interesado. Dígame vuestra merced: ¿cuánto me dará por cada azote que me diere?

Palabra del Dia

rigoleto

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