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Actualizado: 2 de junio de 2025


Lo de las muchedumbres, que comenzó por desagradarme un poco, ya llegó a ser harina de otro costal. No hay como las picaduras del amor propio o las insinuaciones del egoísmo para sacar de su paso a los hombres más parsimoniosos.

Veo de pronto á los genios despreciados por las muchedumbres que luego se apropiaron su gloria con un orgullo nacional; veo á todos los artistas que abren fuentes de idealismo para la turba grosera, é inmediatamente quedan expulsados de las márgenes de su obra; veo á los poetas de la acción que derriban muros tradicionales, y nunca son los primeros que entran por la brecha, pues los sobrepasan los hábiles que se ocultaban á sus espaldas, prontos á aprovecharse del esfuerzo.

, no hay duda; y á pesar de eso los asesinamos. Hay momentos, sobre todo en su desarrollo, crisis en que ella pende de un hilo. La vida parece titubear y preguntarse: ¿Duraré mucho? En aquellos instantes decisivos, nuestro contacto, la estancia en las ciudades y la vida de las muchedumbres es la muerte para aquellas criaturas vacilantes.

Don Marcelo experimentó de pronto la tristeza y la desorientación de estos militares. Tampoco él comprendía. Vió lo inmediato, lo que todos podían ver: el territorio invadido sin que los alemanes encontrasen una resistencia tenaz; departamentos enteros, ciudades, pueblos, muchedumbres quedando en poder del enemigo á espaldas de un ejército que retrocedía incesantemente.

La música no era un medio para deleitar a las muchedumbres, luciendo la hermosura y llevando por todo el mundo una vida de cocotte célebre; era una religión, la misteriosa fuerza que relaciona el infinito interior con la inmensidad que nos rodea. Sentía la misma unción que la pecadora que despierta arrepentida y en su fervor religioso no duda en hundirse en el claustro.

Innumerables veces se había representado escenas de martirio de las cuales era protagonista y en las que siempre salía vencedora: bien así como muchos hombres aficionados a las peleas se imaginan luchar con una docena de campeones y hacerlos correr ignominiosamente, y otros enamorados de la oratoria se representan dirigiendo su voz a las muchedumbres, conmoviéndolas y arrastrándolas a su talante. ¡Con cuánta admiración había leído la fuga de la santa doncella de Mérida desde la casa de campo de sus padres hasta la ciudad, donde se presentó voluntariamente ante el gobernador Calfurniano a confesar su fe y a pedir el martirio!

En la clase de que voy hablando, la sencillez es la condicion característica de todos los actos, exentos de los vicios de ciertas aristocracias, y de la vulgaridad, la envidia y la ligereza superficial de ciertas muchedumbres. El calembour maligno, ó indecoroso, ó insustancial cuando ménos, no tiene cabida en la conversacion realmente espiritual y amable de la sociedad á que me refiero.

En su glorioso despertar ya no fue metálico, pesado e individual; no vivió más en su escondrijo de terror, y reunió a las muchedumbres para la obra común por medio de esos documentos que llaman acciones y obligaciones. El papel, que es el ala del pensamiento moderno, fue el signo de su poder.

Pero el estado llano del partido, obreros y artesanos humildes, dedicaban a Belarmino supersticiosa fe y se enardecían oyéndole. Cierto que no le entendían; también San Bernardo inflamó una Cruzada, arrebatando muchedumbres que no entendían la lengua en que les persuadía.

Iba surgiendo del fondo del río una nube blanca con negros manchurrones; algo que subía y subía lenta y continuamente, como una aparición teatral por la boca de un escotillón. La parte blanca e irregular de la nube eran casas; lo negro, arboledas de jardines. Alguien en la proa rompió a aplaudir con el irresistible entusiasmo de las muchedumbres en las reuniones populares.

Palabra del Dia

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