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Actualizado: 26 de julio de 2025
Quedóse el jinete frío de espanto, agarrado al arzón, sin atreverse ni a registrar la maleza para averiguar dónde estarían ocultos los agresores; mas su angustia fue corta, porque ya del ribazo situado a espaldas del crucero descendía un grupo de tres hombres, antecedido por otros tantos canes perdigueros, cuya presencia bastaba para demostrar que las escopetas de sus amos no amenazaban sino a las alimañas monteses.
Con prudente cautela, y como por milagro, lograban que no tropezasen los caballos y las mulas en aquellos vericuetos y que no cayesen rodando en hondo precipicio con el jinete o con la carga que llevaban. Más propios de cabras monteses que de hombres eran aquellos sitios. Podría asegurarse que jamás se había estampado en ellos la planta humana.
Los indígenas aprecian mucho su carne, que, en el sabor, se asemeja a la de nuestros puercos monteses. ¿Lo habéis matado? preguntó Horn acercándose. Le he dado en la cabeza le contestó Cornelio. Cortemos un trozo de él, por lo pronto, y volvamos al lado del Capitán. ¿No se comerán las fieras el resto? Hay pocas fieras en Nueva Guinea, si es que hay algunas, señor Cornelio.
13 En sus alcázares crecerán espinas, y ortigas; y cardos, en sus fortalezas; y serán morada de dragones, patio para los pollos de los avestruces. 14 Y las bestias monteses se encontrarán con los gatos cervales, y el sátiro gritará a su compañero; la lamía también tendrá allí asiento, y hallará para sí reposo. También se ayuntarán allí buitres, cada uno con su compañera.
Tales son La fábula de Perseo, Las mujeres sin hombres, El laberinto de Creta, Adonis y Venus y El vellocino de oro. Por lo demás, en todas ellas el asunto mitológico se transforma en romántico, de la misma suerte que sucedió más tarde en las conocidas de Calderón de igual índole. Comedias caballerescas. Castelvines y Monteses. El nuevo Pitágoras.
A los que él quería mataba, y a los que quería daba vida; a los que quería engrandecía, y a los que quería humillaba. 20 Mas cuando su corazón se ensoberbeció, y su espíritu se endureció en altivez, fue depuesto del trono de su reino, y traspasaron de él la gloria. 21 Y fue echado de entre los hijos de los hombres; y su corazón fue puesto con las bestias, y con los asnos monteses fue su morada.
14 Porque los palacios serán desiertos, el estruendo de la ciudad cesará; las torres y fortalezas se tornarán cuevas para siempre, donde descansen asnos monteses, y ganados hagan majada, 15 hasta que sobre nosotros sea derramado espíritu de lo alto, y el desierto se torne en campo labrado; y el campo labrado sea estimado por bosque.
29 Entonces David subió de allí, y habitó en los parajes fuertes en En-gadi. 2 Y tomando Saúl tres mil hombres escogidos de todo Israel, fue en busca de David y de los suyos, por las cumbres de los peñascos de las cabras monteses.
El duque de Viseo. El castigo sin venganza. 65 CAPÍTULO XV. Comedias caballerescas. Castelvines y Monteses. El nuevo Pitágoras. La octava maravilla, é indicación de los argumentos de otras. 93 CAPÍTULO XVI. La fuerza lastimosa. Don Lope de Cardona. La hermosa Alfreda. Laura perseguida. Otras comedias. El caballero de Olmedo. Lo cómico de Lope de Vega. Amar sin saber á quien. 123
El sufijo non se usa en bicol y también en bisaya como taga en tagalog, y así vemos que llaman buquidnon á unos infieles de raza malaya que habitan la punta oriental del distrito de Misamis y que los españoles llaman monteses que es realmente la traducción del nombre filipino que llevan. A los campesinos se les llama en bisayas banuahanon de banua, «tierra, país».
Palabra del Dia
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