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Cristián era el único que nunca había simpatizado con Lea y había hecho todo lo posible para hacerme romper aquella unión, hasta el punto de regañar momentáneamente conmigo y de un modo más definitivo con ella. Sorege, por el contrario, no escaseaba los elogios sobre la bondad, los encantos y la distinción de Lea.

Pero no se deben olvidar los síntomas que indican la sequedad de estas superficies, aunque solo sea accidental y momentáneamente, como la sequedad de la nariz que sobreviene al aire libre, mientras que el coriza, el romadizo y la acumulacion incesante de mucosidades en la nariz, constituyen el estado ordinario.

Rehaciéndose un poco, creyó que á su tío debía semejante favor, con lo cual la persona de Elías ganó momentáneamente su afecto. Pero al salir encontró á Bozmediano que le saludó con mucha cortesía, repitiéndole que estaba libre y podía retirarse á su casa.

El brillo primitivo de aquel estilo y el genio verdadero de su inventor, pudieron deslumbrar momentáneamente al mayor número; pero la posteridad se encargó bien pronto de desvanecer su aureola, y el gongorismo arrastró desde entonces su trabajosa existencia entre sus partidarios, que se elevaban recíprocamente hasta las nubes como si fueran grandes poetas, aunque por lo demás sin adquirir importancia ni lugar preferente en la república de las letras.

Sonó algún silbido, se oyeron algunas carcajadas de mofa, pero las turbas abrieron paso, los grupos se aclararon, la lavandera echó pie a tierra, arreó el cochero y el carruaje pudo arrancar despacio por entre aquella muchedumbre hostil, momentáneamente amansada.

Aquel rasgo gracioso de modestia levantó gran alborozo. ¡Ole por las mujeres simpáticas! ¡Todo el mundo á quererla! ¡La pura arropía!... Y sonaban las palmas, y chocaban los vasos y gritaban como energúmenos jaleando á la cantaora. Pero aquel entusiasmo se enfrió momentáneamente porque, Antonio, con uno de sus descompasados ademanes, echó á rodar una caña y la quebró.

Aún tuvo tiempo para tomar igualmente una de las frutas vistosas, partiéndola y mondándola. Pero cuando iba á comerla, la dueña de la casa, libre momentáneamente de sus admiradores, pudo volver hacia él su rostro amoroso, y lo primero que vió fué el enorme pastel empezado y la fruta despedazada sobre el platillo que el héroe tenía en una mano.

Al levantarlo para contestar a Pablo, sus ojos tropezaban siempre con los de Venturita, cuya mirada risueña, y maliciosa le turbaba momentáneamente. Levantáronse al fin de la mesa y se diseminaron. Don Rosendo y Ventura desaparecieron. Pablo, después de charlar algunos instantes, concluyó por irse también. Quedaron solamente en el comedor doña Paula y los novios.

Se sigue luego por el primero de estos rios, que no es otro que el rio Grande cuyo numbre cambia momentáneamente en la confluencia del rio Piray hasta el punto de su reunion con el Mamoré.

Quizás esta linda mujer que no es más joven que él y que se apoya en su brazo esté más cambiada que su marido; el encantador sonrojo que antes coloreaba constantemente sus mejillas quizás no reaparezca más que momentáneamente bajo la influencia del aire fresco de la mañana o de alguna gran sorpresa.