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Actualizado: 13 de noviembre de 2025
Por último, al celebrarse la boda se prestó a ser madrina, en nombre de una condesa a quien había servido el novio, y desde entonces, agradecida la pareja, aunque parezca inverosímil, mostró siempre cariño a la señorita Cristeta, sin parar mientes en que, a pesar de este señorío, eran ellos casi ricos con relación a la sobrina de los estanqueros.
Apenas contaba doce años Beatriz de Sardonne, cuando ya paró mientes en la acogida excepcionalmente favorable que en su familia y sociedad se hiciera a cierto joven vecino del campo que pasaba en París los inviernos.
Pian pianino llegaron los sesenta años, trayendo en pos la comitiva ordinaria de reumatismos y catarros, con todas las trazas de convertirse en crónicos. Mi tía y todos los amigos le aconsejaban que se retirase y se casase para vivir tranquilo. Fijad las mientes, doctor, en el remedio: ¡casarse para vivir tranquilo! Ya ve usted que mi tía se siente inclinada a la homeopatía.
Dimmesdale, con la conciencia de que el veneno de algún punto mórbido en su espíritu le estaba inficionando todo el corazón, atribuía á esto todos sus presentimientos. Se empeñó, pues, en curarse de sus antipatías hacia el viejo médico, y sin parar mientes en lo que debía haber deducido de ellas, hizo cuanto pudo para extirparlas.
Forzoso es decir que Benedicta jamás paró mientes en los arrumacos del vecino, ni lo miró a hurtadillas y ni siquiera desplegó los labios para desahuciarlo, diciéndole: «Perdone, hermano, y toque a otra puerta, que lo que es en ésta no se da posada al peregrino».
Pues el dicho trajo cola, y cola larga; porque aposentó en las mientes de Alejandro una idea que jamás había pasado por ellas. Nieves tenía entonces seis años cumplidos; Nacho, diez mal contados: cuando ella tuviera veinte, él tendría veinticuatro. De molde. Nieves era monísima, y llegaría a ser una arrogante moza; Nacho era guapo de verdad, y prometía ser un mozo gallardo. De perlas.
El conde se puso lívido de cólera, y ya de pie, pronto a venir a las manos con el colegial, dijo con voz alterada: ¡Mientes, deslenguado! ¡Voy a deshacerte entre mis manos, hijo de la grandísima...!
Y si todas estas cosas me concedes, y me arguyes todavía que no cuadra a la gravedad de El Mensajero publicar historias tan profanas, pídote que consideres una cosa, en que de seguro no habrás parado mientes.
Te concedo que a pesar de mis atenuantes soy algo culpable en el fondo; pero entre amigos y personas de cultura social se trata al prójimo con más tolerancia. Eso, dicho en el Palacio de Justicia, como allí es costumbre, puede pasar; pero aquí, de ningún modo; no puedo tolerarlo ni aun viniendo de ti, y si te ratificas... Mira si lo hago, que repito que mientes. ¡Amaury! gritó Felipe exasperado.
Doña Justa y su esposo averiguaron enseguida que el enamorado de Soledad era de buena familia y que estaba bien, es decir, lo referente a su origen y fortuna; pero de sus ideas, sus gustos, sentimientos y costumbres, de lo que más puede influir en el porvenir de una mujer, nada inquirieron, ni pararon mientes en ello.
Palabra del Dia
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