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Actualizado: 29 de julio de 2025
Por esto, desde que nació mi hija, desde que por primera vez la vi y presentí que iba a ser hermosa, me propuse y ansié que su hermosura eclipsase la mía, que en discreción, elegancia y saber me aventajase, y que estuviese exenta de todos los defectos y manchas que en mí hay.
De primera magnitud; abunda en todo el Archipiélago; de color amarillento y manchas blanquecinas; su textura es estoposa, y no tiene otra aplicación que para tablazón y embarcaciones menores. Anubión. De segunda magnitud; madera amarillenta parduzca, es muy apreciada en el país para los piés derechos de las casas. Apiton Balao. De primera magnitud.
Todo lo que en el alma humana puede existir de noble y hermoso brotó en la suya, como los chorros de lava en el volcán activo. Soñaba con redenciones y regeneraciones, con lavaduras de manchas y con sacar del pasado negro de su amada una vida de méritos.
Nuestros señores, al salir de casa por la puerta principal, alzaron la vista para contemplar estas montañas soberanas, iluminadas por un sol que ya empezaba á descender hacia las colinas laterales. La nieve había desaparecido casi totalmente del paisaje. Sólo en las crestas más elevadas percibíanse algunas manchas blancas como de ropas tendidas á secar.
Después, para que la ilusión fuera más completa, vi las negras manchas de sus moles sumergidas, transparentadas en el fondo hasta que, enrarecida más y más la niebla, fue desgarrándose y elevándose en retazos que, después de mecerse indecisos en el aire, iban acumulándose en las faldas de los más altos montes de la cordillera.
Entre Magdalena y San-Ramon se ven todavía llanuras cubiertas de aluviones, advirtiéndose solamente cerca de la hacienda de San-Cárlos, y entre los rios Machupo y Huarichona, algunas manchas de arcilla rojiza.
Y en menos de dos minutos fue por ellos y los trajo, mostrándose muy sorprendida de que los vivos colores del diploma apareciesen desteñidos en algunos sitios como por gotas de agua. El niño se puso muy encarnado y no dijo una palabra: sus lágrimas de la noche anterior eran la causa de aquellas manchas.
En las pendientes de la montaña, los bosques alternan con las manchas de césped, pero nunca al azar.
Ese ahorcado se reía de la gente, dixo Martin, y esas sombras sen manchas horrorosas, Los hombres son los que echan esas manchas, dixo Candido, y no pueden hacer ménos. ¿Con que no es culpa de ellos? replicó Martin.
Anoto de paso este sentimiento, porque analizándole, un día llegué a un terrible descubrimiento. ¿Para qué pintáis árboles, primo? El árbol más feo, es mucho mejor que todas esas manchas verdes que echáis sobre el lienzo. ¿De ese modo comprendéis el arte, prima? ¿No pensáis que Juno es mil veces más linda que su retrato? Sí, por cierto, lo creo.
Palabra del Dia
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