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Actualizado: 15 de junio de 2025


Yo he sido quien le ha enseñado a llevar las armas; ¡un magnífico soldado, pardiez! ¡Duro para la fatiga!... ¡Si tuviéramos cien mil de esa clase!... Entonces, ¿vive?, ¿está bien?

Del magnífico auto de fe que se hizo para que cesara el terremoto, y de los doscientos azotes que pegáron á Candido.

Con más razón que los chinos, porque sus montañas volcánicas son de una perfecta belleza de forma, los japoneses miran con adoración las cumbres nevadas. No hay ídolo en el mundo que pueda compararse á su magnífico Furiyama, á la «montaña simpar» que se yergue casi aislada en medio del campo, cubierta abajo de selvas, vestida de nieves arriba.

Y ahí tienes por qué mi matrimonio, aun deseándolo tanto mi tía y yo, no acaba de salir de los limbos de la hipótesis... A propósito de mi tía: ¿vas a venir a los Genets? Mi tía me dice en su última carta que cuándo puede contar contigo. A partir del 15 de agosto estoy libre y a sus órdenes. ¡Magnífico! No la conoces, ¿es verdad? No, hijo, ni aun de retrato.

Vamos a ver si aún está esa gente en el café y quiere jugar unos chapósSacó un magnífico cigarro habano de la petaca, lo encendió, y chupándolo voluptuosamente, se fué acercando, poco a poco, al café de la Marina. Casi a la misma hora pasaba en casa de Belinchón una escena triste.

La cuestión es ahorrar algo. El que ahorra algo está salvado. ¡Oh Dios mío! exclamó por lo bajo la condesa dando un suspiro . Lo que yo no comprendo es cómo se puede vivir con dos pesetas, cuanto más ahorrar. Los ingenieros les invitaron a visitar su sala de estudio y laboratorio. En éste había un magnífico microscopio, que fué lo que les llamó la atención.

El fiasco era completo, y aturdida Currita miró espontáneamente hacia el magnífico reloj de bronce dorado que había allí cerca, sobre una chimenea: ¡eran ya las diez y cuarto!...

Luego que bajé el primer tramo, un suspiro, y saltaba los escalones de dos en dos, temeroso sin duda de que el ingeniero viniera á cogerme segunda vez. ¡Oiga usted! ¡Venga usted aca! me gritaba desde arriba. ¡Verá usted un grupo magnífico!

Lo que digo es, que este magnífico coliseo no se presenta á nuestros ojos tan magnífico como lo habia imaginado nuestra fantasía; como debia serlo, atendida la importancia de una ciudad como Paris.

Jamás se ha presentado en la escena una aparición de efecto tan portentoso, y este magnífico desenlace reviste á toda esa admirable tragedia de una aureola divina, como lo más sublime que ha producido jamás la poesía cristiana.

Palabra del Dia

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