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Actualizado: 14 de junio de 2025
Era un comenzar a vivir extraordinario. ¡Después de haber dado la vuelta al mundo y respirado el ambiente voluptuoso de las islas del Pacífico; después de haber luchado con los huracanes del Atlántico, con los tifones del mar de la China y los bancos de hielo del Cabo de Buena Esperanza, encontrarse con una mujer joven, bonita, marquesa, que le dice a uno que le quiere!
Fui rica en mi infancia y pobre en mi juventud. ¡Lo que he luchado para ocupar otra vez mi antiguo rango y vivir de acuerdo con mi primera educación!... Y la lucha continúa... y las catástrofes se repiten... y cada vez me veo más lejos del punto de donde partí.
Por los antiguos romances y por la historia se sabe que aquella lucha a brazo partido, que interrumpió el abad en el convento de los Pirineos, se reanudó más tarde no lejos de allí, y terminó gloriosamente para Bernardo, muriendo ahogado entre sus brazos hercúleos el paladín D. Roldán, pues no era otro quien había luchado con él, cuando los dos eran novicios.
Así, pues, hijos míos, no hay que tener injustificados reparos, ni hay que luchar contra los propios intereses, ni empeñarse en ir contra las leyes de la Naturaleza, ni rebelarse contra Dios, que rige nuestro destino y nuestros actos. ¡Bastante hemos luchado, sufrido y expiado! Para ambos guarda amor y felicidad lo venidero, y yo bendigo ese amor en nombre de Magdalena. ¡He aquí mis brazos!
Los compradores que conseguían obtener su boletín, salían corriendo después de haber luchado por romper la verdadera muralla humana que cerraba la calle. Mi tía se engolfaba cada vez más en el pelotón de gente aglomerada.
Además, Manín era un célebre cazador de osos, con los cuales se decía que había luchado algunas veces cuerpo a cuerpo. Los aficionados a tal clase de ejercicio le profesaban por esto respeto y simpatía. Sin embargo, los enemigos que el mayordomo tenía allá en su aldea aseguraban, riendo sarcásticamente, que lo de los osos era una farsa, que en su vida los había visto, cuanto más luchar con ellos.
No he podido ser otra cosa; todo el mundo me hizo sufrir cuando era un miserable; yo he contestado haciendo sufrir a los demás cuando he sido poderoso. »La bondad es la fuerza de los privilegiados. La envidia y la tristeza del bien ajeno son enfermedades del espíritu. Los que han luchado y se han agitado en los antros donde se muerden los pestíferos están contagiados.
Pero Juana, poniéndose delante: No, se lo suplico, no se vaya aún... ¡si supiese usted lo que es para una mujer... que ha sufrido, que a más ha luchado... resistido, pero que al fin ha permanecido honesta, pura, fiel, y que se ve no sólo sospechada, sino más todavía, condenada, castigada con este cúmulo de injusticia y de dureza! ¡Si supiese usted lo que pasa entonces por la cabeza de esta desgraciada! ¡Si supiese usted lo que podría hacer de mí, aunque no me agradezca nada tratándome... de imprudente, cuando más, como si fuese la causa de todo!
Indiferente no; pero quien tanto ha luchado y tanto ha vencido, no podía de ningún modo comprometer su victoria. Soy la misma ahora que cuando fui por primera vez a los Cigarrales a pasar los mejores días de mi vida.... La menor duda de usted sobre esto será para mí una ofensa.
Usted ha trabajado, ha luchado con enérgica constancia... y como yo, tiene usted cuentas que arreglar con la sociedad; su hermanito fué asesinado, á su madre la han vuelto loca, y la sociedad no ha perseguido ni al asesino ni al verdugo. Usted y yo pertenecemos á los sedientos de justicia, y, en vez de destruirnos, debemos ayudarnos.
Palabra del Dia
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