United States or Guadeloupe ? Vote for the TOP Country of the Week !


Era invierno, llovía o nevaba por espacio de semanas enteras, y cuando un rápido deshielo liquidaba la nieve, parecía aún más negra la ciudad después del breve deslumbramiento que la había envuelto un instante.

Pero se me trababa la lengua cuando quería decir algo, y me entraban sudores... Me acostumbré a no hablar a usted más que de si me dolía o no la cabeza, de que se me había caído un botón, de si llovía o estaba seco y otras tonterías así... Oiga usted ahora, que después de callar tanto me parece que reviento si no le cuento a usted todo. La conocí hace tres meses.

Quiero nieve, dijo el hombre rico. Entonces empezó a nevar. Llegó el mes de abril. Ahora quiero lluvia, dijo el hombre rico. Entonces empezó a llover. Muy bien, dijo el hombre, pero ahora quiero un tiempo caluroso. Entonces 35 hacía sol y el hombre estaba satisfecho con sus viñas y con el tiempo. Así el hombre hacía el tiempo todo el verano. Llovía cuando quería y hacía sol cuando quería.

Así quise realizarlo, y desde luego me fui pegadito a los edificios, observando cómo rápidamente el cielo se despejaba y la lluvia se enrarecía. Todavía continuaba mucha gente en los portales. Al llegar al del ministerio de Hacienda, un brazo de mujer se interpuso en mi camino, y una manecita blanca y hermosa trató de averiguar si aún llovía.

No era De Pas de los que solían quedarse al tertulín, como llamaban a la sabrosa plática de la sacristía después del coro. Si hacía bueno, los del tertulín acostumbraban salir juntos a paseo por una carretera o ir al Espolón. Si llovía o amenazaba, prolongaban el palique hasta que el Palomo hacía un discreto ruido con las llaves de la catedral y cada canónigo se iba a su casa.

Su hermana la había humillado, su hermana se enfadaba de que quisiera tanto al sobrinito. ¿Y aquello qué era sino celos?... Pues cuando ella tuviera un chico, no permitiría a nadie ni siquiera mirarle... Recorrió el espacio desde la calle de las Hileras a la de Pontejos, extraordinariamente excitada, sin ver a nadie. Llovía un poco y ni siquiera se acordó de abrir su paraguas.

Si no llovía mucho, Frígilis solía andar por allí; más tiempo faltaba Quintanar de casa que Frígilis de la huerta.

No se enteraba de la persecución, y yo pasando la pena negra. ¡Ay hija, qué peligro tan grande! Siempre que salía, ¡pin!, me le encontraba. Yo no ... parecía que me olía como los perros huelen la caza. Una tarde que llovía, me cogió y casi a la fuerza me metió en su coche. Estuve a dos dedos del abismo, casi a dedo y medio; pero no, no caí. ¡Dios mío, qué hombre!, es absurdo».

Poco aprovechamos las horas consagradas á visitar á Lila, porque llovia constantemente. Situada sobre las orillas de dos canales, en el centro de un amplio y rico valle, pero encerrada por sus formidables fortificaciones, Lila parece reclamar el aire libre que le niegan las exigencias militares.

Y fue ansí, que luego otro día salimos por la villa a pedir limosna y había llovido mucho la noche antes. Y porque el día también llovía, andaba rezando debajo de unos portales que en aquel pueblo había, donde no nos mojamos; mas como la noche se venía y el llover no cesaba, díjome el ciego: "Lázaro, esta agua es muy porfiada y cuanto la noche más cierra, más recia.