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Actualizado: 13 de mayo de 2025


Llevome, pues, de ministerio en ministerio: de dos empleos con los cuales contaba, habíase llevado el uno otro candidato que había tenido más empeño que él. ¡Cosas de España! me salió diciendo, al referirme su desgracia.

Llevome mi esposo a Méjico, y digo mal mi esposo, mi padre, adonde le llevaba el cumplido plazo de la licencia que para el cuidado de sus asuntos propios en España habíanle concedido.

Llevóme á una casa inmediata, hizo que me metieran en la cama, y me dieran de comer, me sirvió, me consoló, me halagó, me dixo que no habia visto en su vida criatura mas hermosa, ni habia nunca sentido mas que le faltara lo que nadie podia suplir.

Díjome algunas palabras duras. Prometí amarle con más vivo cariño si me volvía a mi casa. Viendo que no accedía a mis súplicas, grité, acudió la señora anciana, diciendo que la vecindad se había alarmado y que nos fuéramos a otra parte. Irritose lord Gray y amenazó a aquella señora con ahorcarla. Después pareció conformarse con mi deseo, y dándome mil quejas llevome sin dilación a mi casa.

Hasta aquí se arregla para llevarnos las cosas, ya que no hay cuartos. Son transacciones lícitas, negocios de buena ley. ¿Quién vos tiene la culpa de ser perros y gandules? Varias voces: Engaños. A llevóme una camisa. A unos brodequines. A los pañuelos. Y pecunia también la esconde, señor franchute. Tiene gato. Tiene gato encerrado. Yo bien donde se acobija.

Llevóme a su casa, Donde con promesas Derribar pretende Mi casta firmeza; Y desde su casa A un bosque me lleva, Cerca de una quinta, Un cuarto de legua; Allí, donde sólo La arboleda espesa, Que al sol no dejaba Que testigo fuera, Escuchar podía Mis tristes endechas.

Llevóme tras la vista, tanto su buen parecer como la gallardía del rey Cratilo, y, mirándola con atención, conocí ser la hermosa Sulpicia, a quien la cortesía de mis compañeros pocos días #antes# habían dado la libertad que entonces gozaba.

Abandonó sus galas, repartió joyas y dinero entre los menesterosos, y, habiéndome contagiado su nuevo frenesí, llevome consigo a los campos, para borrar con el bien todo el mal que habíamos sembrado por ellos. ¡Por mi fe! ¡Yo nunca pude imaginar remordimiento tan profundo, y qué hazañas de caridad y de penitencia!

Palabra del Dia

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