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Actualizado: 15 de mayo de 2025


Ahora, para economizarse este suplente, daban cinco céntimos al arador, con la condición de no abandonar la yunta aunque el estómago le atormentase con los más crueles llamamientos, y a esto le llamaban ellos con una sorna triste, «vender el... sitio más innoble del cuerpo». Cada año venían a los cortijos más mujeres de la sierra.

Lucía lo ignoraba; pero los misteriosos llamamientos de aquella diestra desconocida la atraían cada vez más, y corriendo, corriendo, trataba de acercarse a la casa; pero el erial se prolongaba, detrás de unas calles de arena venían otras, y después de andar horas y horas aún veía delante de larguísima hilera de plátanos entecos, cuyo fin no se divisaba, y la casa de Artegui más lejana que nunca.

¡Margalida! ¡Margalida! Y tras estos llamamientos, que excitaban la curiosidad de la atlota haciendo que elevase los ojos para fijarlos interrogantes en los de Febrer, éste se lanzó por fin a hablar, preguntándola por los progresos de su noviazgo. ¿Se había decidido por alguien? ¿Quién iba a ser el afortunado? El Ferrer... ¿el Cantó?...

Pero á lo lejos sonaban voces y llamamientos: la noticia se transmitía á grito pelado de un campo á otro campo, y un estremecimiento de alarma, de extrañeza, de indignación, corría por toda la vega, como si no hubiesen transcurrido los siglos y circulara el aviso de que en la playa acababa de aparecer una galera argelina buscando cargamento de carne blanca.

Y como conocía la isla, por haber bajado a ella en anteriores navegaciones, volvió a acostarse para gozar despierto del regodeo de la pereza, mientras en los camarotes inmediatos chocaban puertas, se cruzaban llamamientos en distintos idiomas, y sonaba en los corredores un trote de gentes apresuradas, atraídas por el encanto de la tierra nueva.

El amor a los desgraciados me domina, hasta el punto de embotar mis sentidos. Soy como el ebrio y el jugador, que, obsesionados por su afición, nada sienten ante la mujer. El hombre de estudio, enfrascado en los libros, experimenta muy débilmente los llamamientos del sexo. Mi pasión es la lástima por los desheredados, el odio a la injusticia y la desigualdad.

Es el del Californian, que me da las buenas noches dijo después de uno de estos llamamientos . Va á acostarse. No ocurre novedad. Y el joven hizo un elogio de la navegación mediterránea.

Los brazos de la bienhechora trazan imperiosos manoteos; su voz intenta detener á los vehículos que se deslizan veloces. Carcajadas ó palabras de menosprecio contestan á sus llamamientos, y ella, indignada contra los chófers insolentes, da suelta al léxico de su cólera, intercalando con frecuencia la frase más célebre de Waterloo.

Marcelo pudo ver cómo el cándido estudiante que hacía llamamientos á la paz con una gravedad sacerdotal rodaba envuelto en su estandarte bajo el regocijado pateo de los zuavos. Y no se enteró de más, pues le alcanzaron varios correazos, una cuchillada leve en un hombro, y tuvo que correr lo mismo que los otros.

D. Pantaleón, dándose cuenta vagamente del alto destino a que estaba llamado y del importante papel que pronto iba a representar en el progreso de los conocimientos humanos, respondió dignamente a los llamamientos del reino vegetal. No daba cuatro pasos sin que se detuviese a conversar con algún árbol del camino.

Palabra del Dia

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