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Actualizado: 2 de junio de 2025
Su madre quería llevar las cosas a sangre y fuego; tenía a pecado imperdonable las blanduras y contemplaciones de su marido. «Cortar, cortar por lo sano, antes que la gangrena lo inficione todo.» Don Santiago la recordaba su obligación de ser clemente con su hijo, sin dejar por eso de ser madre celosa y justa: llevando las resistencias tan a punta de lanza, hasta podía enfermar el pobre chico con la batalla que traía en la cabeza.
En consecuencia, cuando, en cierta ocasión, al retirarse por la noche, la señora Bonnivet tomó un aire grave y solemne para anunciar a su sobrina que se le había presentado un protector muy distinguido, su primer movimiento fue de júbilo... y su tía, que no esperaba tal cosa, pareció encantada de ello y continuó muy satisfecha: Sí, mi querida sobrina; una persona muy recomendable por todos conceptos, una persona que asegurará tu fortuna y la suerte de tu tía, cosa muy justa después de los sacrificios que le ha ocasionado tu educación y los cuidados que ha tenido para ti.
22 Entonces él se volvió a Judá, y dijo: No la he hallado; y también los hombres del lugar dijeron: Aquí no ha estado ramera. 23 Y Judá dijo: Tómeselo para sí, para que no seamos menospreciados; he aquí yo he enviado este cabrito, y tú no la hallaste. Y Judá dijo: Sacadla, y sea quemada. 26 Entonces Judá lo conoció, y dijo: Más justa es que yo, por cuanto no le he dado a Sela mi hijo.
Y pocos dias hace que se publicó el tratado de Revelaciones del famoso Crítico Eusebio Amort, merecedor de que le lean los que han de exâminar semejantes revelaciones, porque se trata este asunto con buena Lógica y justa Crítica.
Los Turcos tenian tambien igual peligro; porque los naturales de aquellas Provincias Cristianas á donde estaban, viéndoles rotos y vencidos, les acabáran sin duda, satisfaciendo en ellos una justa venganza.
Aquella tarde para todos tuve jaqueca menos para el Barón. Este acudió a la hora justa, lleno de gratitud, contento y ufanía. Parecía remozado por virtud de una poción mágica o por hechizos del amor.
La justa previsión de que pudieran ocurrir en aquel renacimiento disturbios y decepciones de gran importancia, hizo que el rey designado se negara a aceptar las responsabilidades que pudieran sobrevenir, y que saliera de París una noche huyendo de su reino y de la felicidad que en él se le prometía.
¡Grande es Moisés, guiando al patrio suelo al pueblo de Israel que se redime! ¡Más grande emerges tú, en el noble anhelo de crear humildad justa y sublime! ¡No! No esa humanidad tan corrompida que pisotea la honra y el decoro; ¡e hipoteca el amor y hasta la vida por la ruindad, el cálculo y el oro! ¡Loor al que salva al pueblo corrompido del mal que le esclaviza y le pervierte!
Yo, viendo alborotada toda la gente de casa, me aventuré a salir, ora fuese visto o no, con determinación que si me viesen, de hacer un desatino tal, que todo el mundo viniera a entender la justa indignación de mi pecho en el castigo del falso don Fernando, y aun en el mudable de la desmayada traidora.
Que aunque la carta decia que D. Alfon estaba excomulgado por haber dado armas, caballos y otras cosas á los moros, la causa no era verdadera, y caso de haberlo hecho sería con justa razon para defensa y conservacion del reino de Castilla, en especial de Andalucía, por mandado y con poder del rey, en lo cual Dios no habia sido ofendido; que D. Alfon no prendió los canónigos, porque cuando esto ocurrió no se hallaba en Córdoba.
Palabra del Dia
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