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Actualizado: 31 de mayo de 2025
Quiero cumplir su voluntad con el mismo afán que si fuese la de Dios... Sí, sí, huyamos... Ella lo manda... Se alzó de la silla vivamente, y dió algunos paseos rápidos por la sala. Después arrastró desde su cuarto un baúl-maleta, y se puso á introducir en él ropa que sacaba con precipitación del armario.
Algunos de sus compañeros solían llevar al aula, para leer a escondidas, obras literarias de las más famosas. Rubín no fue nunca aficionado a introducir de contrabando en clase, entre las páginas de la Farmacia químico-orgánica, el Werther de Goëthe o los dramas de Shakespeare.
Y los mozos, arremangados, inclinábanse sobre el vientre abierto de la bestia, que esparcía en torno regueros de sangre y de orín, pugnando por introducir a puñados en el trágico desgarrón las pesadas entrañas que colgaban fuera de él. Otro sostenía las riendas del caído animal y apretaba contra el suelo la triste cabeza poniendo un pie sobre ella.
Las muestras que dieron de sí estos pocos, le encendió en su corazón un ardiente deseo de poner luego manos á la obra, pareciéndole estas disposiciones muy á propósito para introducir la fé en gente tan bien inclinada.
La tranquilidad se restableció gracias a la intervención de algunos marineros que limpiaban la cubierta y a la amenaza del mayordomo de introducir por las ventanas las mangueras del riego... Con la calma renació el buen acuerdo; todos pedían lo mismo: más champán. Y como era la hora en que se cierra el bar, muchos hacían provisiones, guardando las botellas debajo de las mesas.
Ante sus ojos el mundo que soñó se desvanece pronto, y en su lugar, irguiéndose asesino, otro mundo de prosas y mentiras acaba de matar del pecho joven el último ideal .................................... Ya vemos asomar los dedos lívidos de la cruel tragedia, que por entre la puerta sin cerrojos del corazón humano intenta introducir toda la mano.
Aunque no hayan procurado los Padres franciscanos introducir en sus misiones ni el lujo en los templos, ni la industria entre los habitantes, como lo han practicado los Jesuitas en Moxos y Chiquitos, no por eso han dejado de prestar grandes y muy señalados servicios á la humanidad, haciendo pasar á un considerable número de hombres, desde la vida enteramente salvage al principio de la vida social.
En sus últimos tiempos, del 70 en adelante, vestía con cierta originalidad, no precisamente por miseria, pues los de Santa Cruz cuidaban de que nada le faltase, sino por espíritu de tradición, y por repugnancia a introducir novedades en su guardarropa.
En general, los terapeutistas modernos han reconocido la necesidad de introducir como elemento de la materia médica la observacion de los efectos de los medicamentos sobre el hombre sano. Hé aquí una confesion de los errores del pasado y de los defectos de la antigua materia médica, y al mismo tiempo un homenaje tributado á Hahnemann, y una base para el porvenir.
Precisamente una de las primeras víctimas de su intemperancia fué el mismísimo P. Procopio, que á las pocas semanas del famoso capítulo mencionado reventó como una bomba..... Quien no conozca á los frailes, quizá imagine que este trágico ejemplo pudo introducir en ellos alguna enmienda; sin embargo, en honor de la verdad debo decir que no la hubo.
Palabra del Dia
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