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Actualizado: 30 de abril de 2025
Capitan Tinong, aunque tenía en much aquella reliquia, estaba dispuesto á cedérsela á su íntimo amigo, á quien no había podido visitar durante su enfermedad.
Después, sin poder apartar de su mente el crimen de su hermano, increpaba a este con las frases más duras. Algo había en lo íntimo de su ser que representaba como una tímida aprobación del intento de Mariano, si no de la forma en que fuera realizado. Pero no, el crimen y la barbarie no hallarían jamás en su espíritu benevolencia ni simpatía.
Se hablaba de lo ligera que tenía la mano para castigar la más pequeña ofensa: ninguna de sus queridas había dejado de experimentarlo. Pues bien, con ella jamás se había propasado á tales extremos repugnantes. Soledad estaba orgullosa; pero tal vez en lo más íntimo del alma, sin darse ella misma cuenta, sentía cierta curiosidad por conocerlos.
El médico conocía, pues, que para su enfermo él no era ya un amigo íntimo y leal, sino su más encarnizado enemigo; de consiguiente, era natural que una parte de esos sentimientos tomara forma visible.
Tocante á los actos de nuestra alma, que nos son dados en intuicion, en el sentido íntimo, no cabe duda de que son perfectamente simples. ¿Quién es capaz de descomponer una percepcion, un juicio, un raciocinio, un acto de voluntad?
Escribió y dió el Juez Real a todos los veinte y un Reos la sentencia e intimó por su fiscal la sentencia de muerte a vueltas de un garrote y de ser quemados e incinerizados después.
No es ya el íntimo deleite de los estanques y acequias que aparecen, distanciados, entre los repliegues de un terreno arcilloso, bajo el cual se filtra el agua por doquiera, dispuesta a reaparecer en la menor depresión del terreno. Aquí la impresión es grande, vasta.
María comenzó a observar con gozo íntimo, del cual se acusaba a su confesor bañada en lágrimas, que infundía admiración y respeto a la gente; que cuando salía a la calle la saludaban algunos con frases de elogio y cuando estaba en la iglesia la miraban todos los fieles con particular insistencia.
Aquella puerta prosiguió que estaba allá en lo más íntimo de mi sentido, abriose, como te he dicho, dando paso a una estancia donde estaba encerrada la idea que me persigue. ¡Ay, Nela de mi corazón, chiquilla idolatrada, si Dios quisiera darme ese don que me falta!... Con él me creería el más feliz de los hombres, yo, que casi lo soy ya sólo con tenerte por amiga y compañera de mi vida.
Yo puedo echarme a los pies de este buen sacerdote, y decirle que soy soberbio, envidioso, impuro, y pedirle que me castigue y luego me perdone; pero lo íntimo de mi falta quedará por confesar: es por mil razones inenarrable para él. »¿Es por esto mi confesión imposible?
Palabra del Dia
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